‘La casa Guinness’, mucho más que la historia de una famosa cerveza
La nueva serie está creada por Steven Knight, responsable también de la gran ‘Peaky Blinders’
Sin gran promoción y casi de puntillas. Así se ha estrenado en Netflix la historia de una marca salida de una gran dinastía europea, la de la familia Guinness, responsable de la famosa cerveza negra convertida en todo un símbolo irlandés. Aunque la historia señale que los Guinness no solamente centraron su poder en este negocio sino que también tuvieron gran influencia, por ejemplo, en la esfera política de la Irlanda de entonces.
Algún medio especializado no ha dudado en calificar a La casa Guinness como la mejor serie del año de la plataforma. Cierto es que tras esta producción está Steven Knight, creador en 2013 de Peaky Blinders. Razón más que suficiente para que el reciente estreno sea más que atractivo.
La casa Guinness, según resume la sinopsis oficial de Netflix, “es la asombrosa historia de una de las dinastías más conocidas y duraderas de Europa: la familia Guinness. Ambientada en las ciudades de Dublín y Nueva York del siglo XIX, esta producción comienza tras la muerte de Sir Benjamin Guinness, el hombre responsable del éxito de la destilería del mismo nombre, y explora el impacto de su herencia en el destino de sus cuatro hijos adultos (Arthur, Edward, Anne y Ben) y en la vida de un grupo de dublineses que se ven afectados por el fenómeno Guinness”.
Salvando las distancias temporales, porque La casa Guinness nos sitúa a finales de la década de los 60 del siglo XIX, también hay quien ve parecidos entre esta serie y una de las grandes ficciones de los últimos años, Succession, por aquello de un padre que fallece dejando el destino del imperio familiar en manos de lo que puedan disponer sus cuatro hijos. Unos herederos no carentes de un buen ramillete de secretos personales.
Realidad y ficción
La idea de trasladar esta historia a una serie, según ha revelado el propio Steven Knight, partió de Ivana Lowell, heredera de la familia, que colaboró con el creador para dar forma al relato. “Ivana es una verdadera fuente de información y relatos inéditos sobre la familia que se remontan décadas atrás. conocerla fue lo mejor que me pudo pasar en mi investigación, porque no solo escuchabas los relatos sino que también ganabas la confianza de la familia, su espíritu y un pequeño toque de locura. Me cautivó”, relata.
Knight decidió poner el punto de partida de la narración en 1868 y en la muerte de Sir Benjamin, nieto de Arthur Guinness, fundador del negocio familiar con la compra de una cervecería, St. James’s Gate a mediados del siglo XVIII.
Recuerda que “a partir de la historia real, identificaba los eventos que sucedieron y los usaba como referencia. Una vez definidos los personajes y su esencia, podía rellenar los espacios entre esos hechos y especular sobre por qué actuaron así en ese momento”.
Hay, por tanto, combinación de rigor histórico y de elementos ficcionados. Entre los primeros están las disposiciones de la herencia entre los cuatro vástagos protagonistas y entre los segundos destaca el personaje del capataz Sean Rafferty como elemento narrativo de unión entre el resto de personajes.