La convocatoria de los presidentes de las dos cámaras parlamentarias francesas contra el antisemitismo logró este domingo una participación multitudinaria en las calles de París, que refleja en parte el temor a una importación del conflicto de Oriente Medio.

La Prefectura de Policía cifró en 105.000 las personas que desfilaron entre la Asamblea Nacional y el Senado en una marcha a la que acudió buena parte de la clase política, pero con divisiones evidentes, y dos ausencias notables, la del presidente, Emmanuel Macron, que alegó razones institucionales, y la de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.

En el conjunto del país, donde se habían organizado más de 70 manifestaciones que se desarrollaron sin incidentes destacables, el Ministerio del Interior contó 182.000 participantes.

La primera ministra, Élisabeth Borne, se felicitó de lo que calificó de una "amplia movilización", y se esforzó sobre todo en enviar un mensaje tranquilizador a los judíos franceses: "les protegeremos".

Borne, que estuvo rodeada de hasta una treintena de miembros de su Gobierno, aseguró que las fuerzas del orden y la Justicia no transigirán con ningún mensaje de odio.

Desde los ataques de Hamás en territorio israelí el 7 de junio y la respuesta militar masiva de Israel en Gaza se han registrado más de 1.250 actos antisemitas en Francia, que representan el triple de los que hubo en 2022.

La inquietud de los judíos franceses

    Una dinámica que ha causado inquietud en la que es la mayor comunidad judía de Europa, formada por unas 500.000 personas en el país que alberga también el mayor número de musulmanes del Viejo Continente, varios millones, y que no es inmune a la crisis en Oriente Medio.

"No hay que importar el conflicto", subrayó la ministra de Exteriores, Catherine Colonna, que hizo hincapié en que "el antisemitismo es una plaga contraria a los valores de la República".

Colonna recordó la posición francesa sobre la guerra, que ahora pasa por pedir "una pausa humanitaria inmediata" para que Gaza pueda recibir ayuda, y para trabajar en "una perspectiva política" en aras de una solución de la paz con dos Estados, el palestino junto a Israel.

Los responsables de LFI, que consideran muy tibia esa posición con Israel teniendo en cuenta los miles de muertos que han causado en Gaza sus bombardeos, no quisieron -salvo excepciones- sumarse a este desfile, que Mélenchon había considerado el de los "amigos del apoyo incondicional de la masacre".

Las crecientes fracturas en la izquierda

    Esa ausencia puso en evidencia la creciente fractura en la izquierda entre LFI y los otros tres partidos con representación parlamentaria, los socialistas, los ecologistas y los comunistas.

El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, fue uno de los que quiso insistir en que la prioridad hoy era manifestar un apoyo masivo a los judíos franceses frente a los ataques de que son objeto y evitar "la transposición (en Francia) del conflicto entre Israel y Palestina".

Los responsables de la izquierda en la manifestación no pudieron ocultar, en cualquier caso, su incomodidad por la presencia en el mismo desfile de la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, y de varias de las principales figuras de su partido, la Agrupación Nacional (RN).

Una presencia "problemática", según la secretaria nacional de los ecologistas, Marie Tondelier, teniendo en cuenta el largo pasado antisemita de la extrema derecha, del que ha tratado de desembarazarse Marine Le Pen, y que fue una de las principales razones de la ruptura política con su padre, Jean-Marie Le Pen.

El presidente del Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF), Yonatan Arfi, no quiso entrar en las polémicas sobre la presencia de la RN o la ausencia de LFI, e hizo hincapié en que lo que contaba hoy era "la movilización de los franceses".

"Frente al antisemitismo -añadió- lo peor para los judíos es sentirse solos".