Morbo, curiosidad, búsqueda de experiencias diferentes, fascinación por el lado oscuro de la historia. Las tendencias del turismo en el siglo XXI son incontables y el turismo carcelario es una de las actividades en auge.

En el mundo hay penales míticos visitados todos los años por decenas de miles de personas como Alcatraz (San Francisco, EEUU); la isla sudafricana de Robbe, donde pasó Nelson Mandela parte de sus 27 años encarcelado; la simbólica Torre de Londres; Auschwitz, epicentro de los horrores nazis contra los judíos etc.

En España también hay un buen puñado de prisiones que merece la pena visitar, la gran mayoría de origen medieval y en edificios históricos protegidos, para recordar las andanzas de los reos de antaño.

El patio de La Modelo.

La Modelo (Barcelona)

La Modelo de Barcelona fue inaugurada en 1904 y cerró sus puertas en 2017. Es una de las emblemáticas prisiones españolas del siglo XX que acogió a miles de presos por razones políticas y encarcelados por la dictadura franquista. Hoy puede ser visitada va camino de convertirse en un ambicioso proyecto cultural y se puede acceder de manera gratuita para realizar una visita guiada por algunos de los lugares más destacados de la prisión barcelonesa. Desde su reapertura en 2018 ha recibido unas 155.000 vitas.

Cárcel de Pedraza.

Pedraza (Segovia)

La localidad segoviana es un lugar de indudables atractivos turísticos entre los que destacan la Plaza Mayor, el museo de Ignacio Zuluaga y la cárcel medieval. Construida en el siglo XIII y rehabilitada tres siglos después, esta prisión fue lugar de condena de miles de delincuentes de todo tipo. Los más peligrosos que cumplían su pena en el oscuro y lúgubre sótano de la prisión. Todos los días hay visitas guiadas de 20 minutos de duración.

Grabados en la prisión de Broto.

Grabados en la prisión de Broto.

Broto (Huesca)

Ubicada en el oscense Valle de Broto estuvo en funcionamiento entre los siglos XVI y XX. En 2005 se llevó a cabo una restauración del lugar, y desde entonces se puede visitarSon impactantes los grabados que hicieron los prisioneros en su paredes. Aún se conservan en algunas mazmorras cadenas y grilletes con las que se inmovilizaba a los presos.

Interior de la cárcel de Zamora.

Zamora

Este centro penitenciario fue un lugar de condena para los sacerdotes y religiosos que hubieran cometido algún delito. La cárcel, un pabellón de la antigua prisión provincial durante la época franquista, estaba separado del resto de pabellones, donde vivían los presos comunes. En total, se contabilizan un centenar de curas o religiosos, que fueron condenados en su mayoría por motivos políticos y sindicales. En ella se rodó la película Celda 211, que obtuvo ocho Premios Goya.

Cárcel de La Fresneda.

Matarraña (Aragón)

Esta comarca turolense del Bajo Aragón posibilita un turismo diferente como es el carcelario. Es aconsejable la ruta por los calabozos de La Fresneda, Mazaleón o Ráfales, prisiones activas desde los siglos XVI a XIX. En buen estado de conservación hace que la visita resulte didáctica y enriquecedora. Pozos oscuros, vigas donde ataban a los reos, grabados, mazmorras lúgubres, celdas con grilletes, etc. ofrecen una visión realista y tétrica de cómo eran esos lugares.

Estas son sólo unas sugerencias relevantes. A lo largo de toda la geografía hay más lugares con éstos que te servirán además para descubrir la riqueza cultural, paisajística, gastronómica, natural, etc. del entorno de estas reliquias de otras épocas.