Puede parecerles una exageración, pero creo, sinceramente, que no. El futuro es ahora. En un tiempo de incertidumbre en muchos aspectos de la vida actual, el mundo del automóvil, para no ser menos, también se encuentra inmerso en un periodo de plena transición. ¿Hacia dónde? Para algunos hacia la movilidad totalmente eléctrica, pero también hay otros muchos que se decantan por el hidrógeno como la energía del futuro para el transporte privado. Entretanto y hasta que no se aclare el panorama, son bastantes los que se ahogan en un mar de dudas para responder a la pregunta de qué tipo de propulsión les conviene más.

Para un servidor, el mejor planteamiento de partida es el de Mercedes-Benz como fabricante: cada necesidad de movilidad tendrá una respuesta concreta, sin descartar, mientras no se demuestre lo contrario, la validez de los combustibles tradicionales (gasolina y diésel), así como la generalización de los motores que emplean electricidad e hidrógeno. ¿Y qué me compro ahora? Pues, si tienen 79.132 euros ahí aburridos en el cajón, les gustan los SUV muy grandes y de categoría prémium, y además desean prestaciones de alto nivel con un consumo muy bajo de gasóleo o sólo de electricidad si realizan menos de 98 kilómetros diarios, y sin preocuparse de si se les acaba la batería ni del número de kilómetros a realizar cuando deseen viajar, les recomiendo el nuevo Mercedes-Benz GLE 350 de híbrido enchufable.

Está claro que siempre habrá quien sueñe con un seis o un ocho cilindros, pero eso y la conciencia medioambiental cada día es más difícil por no decir imposible de conjugar. Y por prestaciones nadie en su sano juicio se va a quejar con este GLE 350 de: el motor diésel de dos litros entrega 194 CV y 400 Nm, lo que combinado con el potente propulsor eléctrico (136 CV y 440 Nm) aporta una potencia conjunta de 320 CV y 700 Nm. Este grandioso SUV (4,924 metros de largura, 2,022 de anchura, 1,797 de altura, 2,995 de distancia entre ejes, 490 litros de maletero y 2.655 kilogramos) pasa de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos y alcanza los 210 km/h de velocidad máxima. Además, su consumo homologado de combustible en recorrido combinado WLTP es de 0,7 a 0,9 litros, gracias a su propulsión eléctrica, que se lleva de 31,4 a 34,2 kWh cada 100 kilómetros, todo ello sumado a una autonomía eléctrica de hasta 98 kilómetros.

Si a eso se sumamos la tracción a las cuatro ruedas 4Matic y el cambio automático de nueve marchas, que también se puede accionar con las levas en el volante, un comportamiento dinámico muy satisfactorio, teniendo en cuenta que es un SUV grande y pesado en el que prima la comodidad, el espacio, la finura de funcionamiento y la eficiencia energética, y una calidad de realización de primer nivel, el resultado es verdaderamente brillante.

A unos les gusta sobre todo por lo espacioso que es su interior y la luminosidad del habitáculo y más todavía con el techo practicable de la unidad de pruebas; a otros lo que les entusiasma es el confort de lujo y su exquisito acabado y equipamiento, con una dotación también excelente en conectividad y seguridad; hay a quienes les impresiona por su imponente diseño exterior e interior; pero a un servidor lo que de verdad le emociona es la facilidad de manejo y conducción, la precisión y exquisita finura de funcionamiento que exhibe y lo placentero que resulta estar a sus mandos, ya sea en modo eléctrico, híbrido o exclusivamente diésel cuando se acaban las baterías. Y es que hasta entonces te convence con un cuatro cilindros de dos litros y casi 200 CV que es como para enmarcar. Lo dicho, el futuro es ahora.