brasil - Ariel Franco, de 25 años, ha pasado de estar hacinado en una celda a contar con 300.000 seguidores en su cuenta de Instagram gracias a unos llamativos cortes que aprendió durante su estancia en un presidio de Sao Paulo. “Contrariando todas las estadísticas, yo he alcanzado el éxito”, proclama el peluquero autodidacta Franco. Nacido y creado en Brasilandia, una de las mayores favelas de la capital paulista, a los 15 años entró para el universo del narcotráfico. Cuatro años después, sin embargo, fue detenido y trasladado a una cárcel, donde en medio de “tantas situaciones inhumanas” aprendería el oficio de peluquero. Mientras estaba en la cárcel, donde llegó a compartir una celda con otras 56 personas, jamás imaginó que, años después, se convertiría en un fenómeno e inspiración entre los niños de Sao Paulo con su atrevido corte “blindado”, una clase de tupé que no se deshace durante varios días y lleva tintes y diseños sacados de una variada paleta de colores. Gracias a esa pionera técnica del peluquero, muchachos y adolescentes pueden lucir orgullosamente por las calles de Brasilandia arrojados peinados multicolores y dibujos como llamas, calaveras u ollas. Desde hace 10 meses, Franco tiene un local alquilado en la favela donde creció y atiende alrededor de una veintena de clientes cada día. No tiene un hueco hasta inicios de junio y, entre un corte y otro, viaja por Brasil e incluso a otros países impartiendo clases, seminarios y charlas gratuitas de incentivo a expresidiarios y exusuarios de drogas.