Un trabajador tenía que cortar la copa de una enorme palmera que se inclinó sobre una carretera en el sureste de Estados Unidos. Para esto se encaramó a la cima del árbol de más de 10 metros de altura y empezó a cortarlo, mientras sus colegas lo observaban desde abajo. Cuando por fin la copa del árbol cayó, la palmera perdió el enorme peso que acumulaban todas sus ramas y hojas, y empezó a balancearse al igual que una catapulta. El tronco se sacudió violentamente de un lado para otro. El podador portaba una cuerda de seguridad que evitó que cayera al suelo.