Bautizada como 'la noticia de la semana', los medios centralizan el titular con ímpetu y gran difusión. Y es que, a partir del 26 de junio, la mascarilla no será obligatoria en exteriores. Todo esto nos hace reflexionar en qué estará de nuevo a la luz.

Hace tiempo, que, ya no prestamos tanto interés a los blanqueamientos dentales, depilación facial o incluso a comprarnos un nuevo pintalabios. La mascarilla ha trabajado, durante un año, como el antifaz de camuflaje, que, conseguía esconder nuestros gestos, expresiones o aspecto más natural.

El eje vertebrador facial ha cambiado y la mirada se ha convertido, sin duda, en la protagonista del rostro, y, en estos momentos se encuentra en las últimas horas de fama. Próximamente estaremos ante el denominado 'Síndrome de la cara vacía'.

Despejar de nuevo nuestros rostros, puede llegar a generar miedo o incluso ansiedad en algunas personas. Pues el proceso de adaptación, puede resultar complicado, cuando ya nos hemos habituado a ciertas cosas.

La psicóloga y miembro del Instituto Europeo de Psicología Positiva de Madrid, Sonia Castro afirma que: "No existe un tratamiento 'eficaz y concreto' para combatir este síndrome. Lo que se debe hacer es dotar de un aprendizaje de ciertas herramientas y estrategias a aquellas personas, que, padezcan de este síndrome para así poder manejar el miedo y la ansiedad que produce la retirada de la mascarilla". Además, la doctora propone tres indicadores clave para conocer si padecemos el síndrome o no: ¿Siente miedo a contagiar o ser contagiado? ¿Sensación de inseguridad? ¿Le molesta que la persona con la que habla no la lleve?

Estaremos a la espera, la duda queda por despejar.