Tras su primera cancelación, el Festival de la Canción de Eurovisión arranca la semana grande de su edición número 65, "la más difícil de su historia", según reconocen sus responsables, y, para exorcizar los demonios de la pandemia, también una "mucho más cara".

Se equivoca quien piense que las necesarias distancias y otras precauciones aparejadas a la covid-19 han reducido la espectacularidad. "El recinto es increíble, el escenario es fantástico y la calidad de la producción anda en su máximo nivel", asegura Martin Österdahl, quien se estrena como supervisor ejecutivo del evento para la Unión Europea de Radiodifusión (UER).

El sueco, que posee una larga trayectoria en la televisión de su país y fue productor de Eurovisión en las ediciones de 2013 y 2016, sonríe al mencionarle con ironía que asume los mandos en su "mejor" momento, tras la inédita cancelación de 2020.

"No había otra opción", afirma con rotundidad sobre dicha decisión. "La pandemia era algo nuevo, pero ahora hemos aprendido mucho de cómo manejarla", añade, antes de reconocer que, "aunque cada año tiene su retos, este ha sido el más difícil".

El día después de la cancelación se empezó a trabajar en la edición que arranca ahora. "Decidimos entonces que Eurovisión tenía que volver en 2021, fuera el que fuese el formato", señala con rotundidad, tras alabar la "valentía" de la ciudad de Róterdam y de la televisión holandesa al reasumir la sede del festival.

Para lograrlo, dieron vueltas a sus procesos de trabajo habituales e iniciaron conversaciones con los países a concurso para "comprobar qué restricciones había en cada uno y estudiar qué se podía cambiar para ser más flexibles".

Festival en pandemia

"Debía sonar loco para algunos la idea de celebrar un festival de canciones aún en pandemia. Eurovisión es en realidad bastante loco de por sí, porque es probablemente la producción de televisión más compleja de todo el mundo. Pero había una tradición detrás de 64 ediciones y un historial de colaboración entre todos... y estos 39 países de verdad quisieron que esto sucediera", indica.

Solo dos de los países que iban a participar antes de la pandemia han abandonado en 2021, Armenia y Bielorrusia, aunque este último lo hizo por un desencuentro de última hora con la UER por el mensaje político que contenía su canción, algo prohibido en las normas.

No viajará tampoco Australia por las fuertes restricciones de allí, aunque su representante sí participará gracias a una de las innovaciones: las grabaciones de seguridad, esto es, registros de las actuaciones realizadas desde los propios países contendientes bajo estrictas reglas para evitar los supuestos "playbacks" del previo Eurovisión Junior.

"Dimos normas muy específicas en cuanto al número de tomas y de tiempo. También nos aseguramos de estar presentes durante las grabaciones, fuese vía Zoom o similares y revisamos dos veces todo el material. No queríamos que Eurovisión volviese como un concurso de videoclips perfectos y manipulados para apurar las imperfecciones vocales, porque ese componente en vivo es fundamental", subraya.

En esta edición las únicas voces que podrán llegar grabadas de estudio por primera vez son las de los distintos coros, otra novedad para reducir el número de componentes de las delegaciones y facilitar los desplazamientos.