Individuo sin principios: Lo peor de su penúltima fechoría no fue el cobarde empujón a traición a una periodista que estaba haciendo su trabajo. Resultó aún más nauseabunda la prepotencia estratosférica que gastó cuando la compañera le reprochaba ?con una enorme educación y una presencia de ánimo que yo mismo no tendría? su intolerable comportamiento. Esa mano de chulo de piscina, ese sacar pecho, ese levantamiento de mentón son sus señas de identidad desde que puso la patita en la cosa pública. Aunque la principal es otra que también exhibió en el incidente: su capacidad para negar rotundamente lo que todo el mundo ha visto con sus propios ojos, en este caso, su empellón. Vuelve a quedar retratado. Y junto a usted, quien le paga.