La memoria de las víctimas del conflicto sufrido en 1989 a ambos lados del río Senegal y la superación de una relación abusiva pusieron ayer el broche final a la sección oficial del festival internacional de cine documental Punto de Vista con la proyección de Maayo Wonaa Keerol, de Alassane Diago, y Chaylla, codirigido por Paul Pirritano y Claire Teper.

En rueda de prensa, Diago explicó que con su documental busca dar voz a estas “familias víctimas silenciadas durante más de 30 años” y “olvidadas” por los gobiernos de Senegal y Mauritania para “crear memoria” sobre una masacre que a día de hoy “no ha cicatrizado” y sigue sufriendo la población negra de esta zona.

En la cinta dirigida por Pirritano y Teper, la propia Chaylla, de 23 años, es protagonista de un documental homónimo que le acompaña en su camilo judicial y personal para salir de una relación de pareja “abusiva” a través de un rodaje posible gracias al fuerte vínculo de confianza mantenido con la víctima pero con la premisa de “no tomar partido” en ningún momento, señaló Pirritano.

La masacre vivida a orillas del río Senegal, recordó Alassanne, es un conflicto que él vivió muy de cerca puesto que su familia acogió cuando él tenía 3 años a una de las familias víctimas pudiendo observar a medida que crecía el “trauma” que arrastraban y que a día de hoy siguen requiriendo reconocimiento.

La heridas aún abiertas, dijo, se derivan de la creación de fronteras que no respetan los límites propios de la sociedad de este territorio y de la represión a la población negra por parte de una minoría blanca que se mantiene en lo más alto de las instituciones.

Son para Diago marcas que no sanan por la inacción de unos gobiernos de Senegal y Mauritania que “cooperan para hacer puentes y presas” y extraer materias primas pero no atienden a quienes dejaron sin nada por el camino.

En el caso de Chaylla, comentó Pirritano, su objetivo en un inicio era hacer un perfil de las mujeres que entraban y salían de un centro de prevención de la violencia doméstica del norte de Francia para “mostrar su evolución”, pero allí se encontraron con Chaylla y vieron que “algo no funcionaba” ya que seguía manteniendo el contacto con su pareja.

De este modo decidieron cambiar el enfoque de su trabajo para abordar el control y cómo salir de una relación en la que uno de ellos mantiene una “fuerte influencia sobre el otro”, un tema que al ser tan “complejo” decidieron centrar en esta mujer considerando que “quedaría en algo superficial” si intentaban abordarlo con varias personas.

A pesar de las dificultades Pirritano considera un éxito este documental puesto que han conseguido no solo que sea utilizado por diferentes asociaciones y grupos para mostrar cómo salir de este tipo de situaciones sino que la protagonisgta acude a las proyecciones para trabajar por esta causa.