Inspectora Marcela Pieldelobo: la guerra y los aliados

“Dicen que la guerra forja aliados inesperados. La llamada de Javier Sarasola había sorprendido a Marcela más de lo que estaba dispuesta a reconocer. Fingió desconfianza cuando él le propuso verse lejos de la comisaría y de la empresa y aceptó a regañadientes acudir al exclusivo socio del que era socio”. Estamos en camino... Cuando Harper Collins Ibérica publica La guardiana de los libros quemados (Brianna Labuskes), novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial, El año de la coronación (Jennifer Robson) y Asesinatos en familia (Nina Simon), presenta igualmente Mejor muerto, nueva entrega de la pamplonesa Rodríguez Lezaun en manos de Marcela Pieldelobo, personaje enormemente original que ya nos inquietó en Bajo la piel o En la sangre.

El sello que ya en 2015 publicaría obras tan interesantes como Matar a un ruiseñor (Harper Lee), vuelve a trasladarnos al universo de una inspectora que nunca lo ha tenido fácil: “Lo encontró de pie junto a uno de los balcones, con la mirada perdida y lo que parecía un gin-tonic en la mano. Pestañeó despacio cuando fue consciente de la presencia de la inspectora a su lado y se giró para saludarla con una mirada gélida”. Se trata de la nueva novela negra de la periodista iruindarra que igualmente ha publicado historias similares como Sin retorno, Deudas del frío y Te veré esta noche, donde el denominado género criminal ha permitido al lector de sus historias seguir las pistas de policías e investigadores tras los pasos de asesinos en serie o, como es el caso, de personajes desaparecidos que no cuentan, precisamente, con el calor de los suyos. “Mientras seguía al coche de Sarasola en dirección a Olloki, valoró todas sus posibilidades. No estaba segura de querer a la exigencia de no informar sobre la existencia de las imágenes y de un más que posible chantaje que a buen seguro llegaría en las próximas horas”.

Marcela tiene que ser precavida, y es que no deja de ser una mujer atrevida, comprometida, pero... también realista: “Lo lógico sería informar cuanto antes y organizar una intervención con todas las de ley, pero estaba segura de que Sarasola preferiría destruir el móvil y su contenido antes que arriesgarse a que se hiciera público”. ¿Sarasola? “Había perdido toda esperanza de sobrevivir. Tendido en el suelo, inmóvil, envuelto en sus propias heces y orines, hacía horas que había dejado de esperar un milagro”. ¿Promotor Sarasola? “Al menos, no sentía dolor. El disparo no lo había matado, pero la bala le había dañado la columna vertebral y lo había convertido en un despojo de carne ensangrentada y carente de cualquier tipo de sensación. Ni siquiera sabía en qué posición había caído al suelo”. En los paisajes de Mejor muerto, no faltan las dudas ni la búsqueda de las necesidades básicas del ser humano para enfrentarse a situaciones bárbaras: “Debió de perder el conocimiento en algún momento, porque cuando se despertó ya no estaba en el suelo conocido, sino sobre un solado basto de hormigón que le hería la piel de la cara”. En dicha novela, además, la autora ha dado un estirón, tanto a nivel narrativo como estilístico, estirón que la ha convertido en un libro nada complicado y, sin embargo, más que interesante, algo esencial en un relato negro poblado de personajes de lo más reales y, en algunos casos, enigmáticos: “La inspectora Marcela Pieldelobo observaba a hurtadillas al policía recién incorporado a su sección. Hacía menos de una semana que el subinspector Vila había ocupado el escritorio de Miguel Bonachera, que había abandonado el cuerpo y estaba a la espera de juicio por manipular las pruebas de un caso”. ¿Y? “No sabía qué pensar de Vila. Para empezar, porque apenas había cruzado dos palabras con él. Miró de nuevo en su dirección. Le hizo gracia que leyera con la cara tan cerca de la pantalla del ordenador y los ojos achinados”. Y, ¿qué mas? “Respondió al teléfono al primer timbrazo. –En marcha, Pieldelobo –urgió el inspector jefe–. Coja al nuevo y vayan a Mendebaldea. Han denunciado la desaparición de un promotor inmobiliario. Ha llamado su mujer. Le van los datos al correo”.

NOVELA MEJOR MUERTO

Autora: Susana Rodríguez Lezaun.

Editorial: Harper Collins, 2024.

Páginas: 336.


Horror y olvido

Nombres que recorren el tiempo es el libro de Aitor Garjon y Amaia Kowasch gracias al cual lectores y lectoras pueden adentrarse en las consecuencias de la represión fascista durante el cruel período comprendido entre 1936 y 1948 pero el valor del trabajo a nivel documentativo no se ciñe a esos años, dado el interés del mismo en el esfuerzo de sus autores en recordar algo que nunca debe olvidarse. En el prólogo, Begoña Zabala ya ofrece un “reconocimiento caluroso” a sus autores “por poner en nuestras manos este libro-investigación-ensayo” y, así, “visibilizar los nombres de estas mujeres y sus historias”, un texto que tiene “un hueco muy importante en la memoria, de la historia y del feminismo”, el que nos habla de la existencia de quienes destacaron “por su lucha, en todos sus campos de vida, incluida la cotidiana, contra el fascismo”. ¡Nada menos! Son Nombres que recorren el tiempo pero no deja de ser enormemente significativo que, gracias a Amaia Kowasch y Aitor Garjon, todo ello ha llegado hasta nuestros días, cuando la Memoria Histórica sigue luchando sin descanso por ser reconocida como una oportunidad única por recuperar el alcance de barbaridades que muchos jóvenes probablemente desconozcan.

HISTORIA NOMBRES QUE RECORREN EL TIEMPO

Autores: Aitor Garjon Irigoien/Amaia Kowasch Velasco.

Editorial: Txalaparta, 2024.

Pág: 274.


La búsqueda de la sabiduría

Siddartha (1922) es una de las principales narraciones de Hermann Hesse, alemán de 1877 que, una década después de realizar un sugestivo viaje a la India que dejaría huella evidente en su obra, en 1921 adoptaría la ciudadanía suiza y llegaría a triunfar en el mundo literario y filosófico gracias a piezas literarias tan atractivas como Peter Camenzind (1904), Bajo las ruedas (1906) y, ya en un camino bien diferente, El lobo estepario (1927) o El juego de los abalorios, de 1943. También Siddartha es producto de esa segunda etapa productiva, la que arrancaría, según los especialistas en su oferta, con la aparición, en 1919, de la crítica y bien diferente Demian. Y es igualmente Siddartha, un buen ejemplo del equilibrado juego de Hesse entre lo real y lo alegórico, algo que las generaciones lectoras siempre han valorado positivamente, en especial las más jóvenes, por cuanto a ellas aportaba. Del mismo modo, la narración que ahora presenta DeBolsillo (además, en forma de edición escolar, siempre de agradecer) nunca ha dejado de estar de moda, pues se trata de un relato acerca de la búsqueda de la felicidad y de la sabiduría, una de las razones (probablemente, la más importante) de aquellas que, con toda seguridad, ayudaría al autor a conseguir el Nobel en 1946, 16 años antes de fallecer.

NOVELA SIDDARTHA (EDICIÓN ESCOLAR)

Autor: Hermann Hesse.

Editorial: DeBolsillo, 2024.

Páginas: 288.