Rubén Goñi, director de desarrollo rural de Gobierno de Navarra, destaca el papel fundamental de la gestión forestal sostenible en el desarrollo rural y la lucha contra la despoblación. En esta entrevista, resalta cómo la gestión eficiente de los recursos forestales “impulsa la economía local, generando empleo y diversificando el sector primario”.

¿Qué papel juega la gestión foral de la madera en la economía local y en el desarrollo rural? ¿Afecta positivamente en la lucha contra la despoblación?

Uno de los principios básicos del Desarrollo Rural pasa por hacer más competitivos y atractivos los entornos rurales y conseguir así fijar y atraer población a dichos territorio, es la dinamización de los recursos endógenos de cada zona rural. Las potencialidades de que dispone y que albergan las fortalezas de dicho ámbito rural.

La gestión forestal sostenible de la madera es un recurso natural con mucha presencia e importancia en el medio rural navarro. Dos terceras partes de nuestra comunidad es forestal y su capacidad de crecimiento nos plantea una oportunidad de aumentar dicha dinamización para poder generar más desarrollo rural, siempre claro está, con una gestión sostenible del entorno y garantizando el cuidado del medio ambiente.

Las empresas vinculadas a la madera generan empleo en zonas rurales, aportan ingresos a las entidades públicas como a los particulares que apuestan por este tipo de plantaciones, diversifican el primer sector y nos aportan energía para los hogares y la industria. Además, en Navarra dicha gestión forestal es claramente sostenible, desde el momento que la mayor superficie está certificada se garantiza una perspectiva medio ambiental.

Si las zonas rurales pierden ese dinamismo y, por ende, los bosques quedan estáticos, aumentan los riesgos ante los incendios, la pérdida de valor patrimonial, se acota el acceso al propio bosque y se modifica el paisaje. Una planificación y gestión sostenibles del recurso forestal garantiza que nuestros pueblos sigan siendo unos pueblos vivos y activos, en los que además de vivir, se puedan llevar adelante proyectos de vida.

¿Cómo se equilibra la explotación forestal sostenible con la conservación del medio ambiente?

Desde la Dirección General de Desarrollo Rural, hemos avanzado en un borrador de Ley Foral de Desarrollo Rural (la que disponemos actualmente es del 2003) y en ella se apunta a que, desde un equilibrio, la gestión forestal de la madera es un elemento activo para el propio desarrollo rural. Se apunta a la bioeconomía y procesos de circularidad, al fomento de las energías renovables, el autoconsumo, la prevención de incendios, el silvopastoreo, y la creación de una bolsa de gestión Forestal como herramienta que favorezca la gestión sostenible de suelo forestal en entidades locales rurales, entre otras cuestiones.

¿Qué experiencias o buenas prácticas se pueden compartir con otras regiones que enfrentan desafíos similares en materia de gestión forestal?

Uno de los pilares del Desarrollo Rural es el Plan Estratégico de la Política Agrícola Común (PEPAC 2023-2027), concretamente en su segundo pilar se plantean medias que apoyen a la silvicultura y es por ello que en esa materia podemos compartir con otras regiones proyectos e iniciativas para intentar aprender de dinámicas y propuestas que se puedan implementar en nuestro territorio rural.

Además de ello, tenemos que tener predisposición a ver el bosque como un espacio que nos aporta mucho más que el material de la madera, nos aporta bienestar, posibilidad de ocio y otras actividades económicas, de conocimiento del patrimonio cultural y medio ambiental, son un espacio de biodiversidad de gran valor, sumideros de carbono, recursos para el pasto de ganado y como no, productores de madera como ya hemos señalado anteriormente.

¿En qué medida influye en la creación de empleo?

Conforme se consiga dinamizar el recurso natural de la madera, su gestión sostenible y las inversiones en dichos espacios, podremos generar más empleo y actividad. No solo en el primer eslabón de la cadena si no en los sucesivos, como son el transporte, la primera transformación y la generación de valor añadido desde la materia prima.

El impulso a las comunidades energéticas en zonas rural, por ejemplo, apunta a que la madera local de cercanía y de gestión sostenible adquiera una relevancia destacada. O la utilización de la madera para la construcción industrializada puede ser capaz de generar todo un ecosistema en su entorno que sean motores de desarrollo rural.

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