En estos tiempos en los que organizar un Mundial de fútbol es la ilusión de un montón de países, va la FIFA y nos anuncia que Arabia Saudí organizará el de 2034 porque es la única candidata, y nos los tragamos sin rechistar. Sí, claro que es la única, pero lo es porque ya se ha encargado la FIFA de que lo sea, desanimando a todas las demás, empujándolas hacia otros años anteriores o posteriores, o juntándolas, como ese bodrio de unir en la misma edición a España, Portugal y Marruecos.

Candidata única porque si Arabia Saudí tuviera que competir públicamente con otro aspirante, quizás a alguien podría darle por hacer odiosas comparaciones sobre, por ejemplo, los derechos humanos, esos molestos detalles que no deben empañar los grandes negocios. La FIFA debió de hacer una fortuna con Qatar a tenor de lo poco que ha tardado en vender de nuevo sus principios.