Dos minutos y medio. Este es el tiempo que tenían sobre el tapiz para encandilar con su coreografía. Dos minutos y medio en los que había que rozar la perfección, minimizar errores, evitar penalizaciones y exhibir la mejor de las actuaciones para alcanzar la gloria. Y lo hicieron. Vega Cigudosa, Andrea Herrero, Ander Olcoz, Sergio Osés y Anne Ariz se lucieron en Valladolid y lograron para su club, el Lagunak, dos medallas de oro y de plata en el Campeonato de España por Conjuntos que dejan constancia una vez más del buen trabajo que se hace por Barañáin y de que la gimnasia rítmica navarra tiene mucho que decir.

Lagunak ha sido uno de los triunfadores este fin de semana en el gran torneo nacional. Su equipo de Primera –la máxima categoría– se proclamó primero el sábado subcampeón de España en el concurso general, una hazaña que redondeó el domingo cuando en la final por aparatos –donde competían los ocho mejores– alcanzó el oro. El mayor reconocimiento. El metal que le cataloga como campeón de campeones.

Una de las responsables de este éxito es Uxue Almiñana. Durante meses ha estado trabajando y preparando a este equipo de Primera del Lagunak, club navarro que también desplazó hasta Valladolid conjuntos para competir en Infantil y Sénior. Ella, junto a Estíbaliz Garriz, Sara Gorria y Javier Redrado conformaron el grupo de entrenadores en el torneo.

“Estamos aún asimilándolo. Ha sido todo increíble. No lo esperábamos ni lo buscábamos. Sólo queríamos hacer un buen trabajo”, comentaba este lunes mismo Uxue Almiñana.

La entrenadora del Lagunak lleva 38 de sus 43 años dedicada a este deporte. Desde los 5 sobre el tapiz, como gimnasta, y 25 en labores técnicas. Sabe que todos los equipos que acuden a un Campeonato de España como el de Valladolid han invertido horas y más horas de trabajo. Pero la balanza se acaba decantando siempre hacia un lado. “Se te queda el poso de saber que lo hemos dado todo y nos hemos visto recompensados. A veces se hace un buen trabajo, pero no siempre hay premio. Pueden pasar mil cosas. Esta vez todo se ha unido para lograr las dos medallas”, apuntaba.

En esta ocasión han sido un oro y una plata. El año pasado, en Zaragoza, el Lagunak se trajo para Navarra un bronce. Unas preseas que se unían a las obtenidas en Valencia en 2021, cuando el equipo de Primera regresaba a la máxima categoría tras su descenso en Pamplona: un oro en Primera Mixta, un bronce en Primera Open y el mismo metal en la clasificación general. En definitiva, el club de Barañáin ha puesto el broche en Valladolid a unos años en los que se ha ido consolidando en la elite de la gimnasia rítmica, convirtiendo toda su dedicación en reconocimientos. Algo que no sería posible sin esfuerzo y sacrificio. Dos palabras que van de la mano cuando se habla de esta disciplina. 

"Estamos aún asimilándolo. Ha sido todo increíble. No lo esperábamos. Sólo queríamos hacer un buen trabajo”

Uxue Almiñana - Entrenadora del Lagunak

“Detrás de todo esto hay seis meses de trabajo muy intensos”, explica su entrenadora. “Comienza en el verano con trabajo de lunes a viernes, de lunes a sábado... Cuando empiezan las clases ya no podemos entrenar tanto, porque hay que compartir los espacios con el resto de deportes. Entrenamos cuatro días a la semana todas las horas que podemos y muchas veces pensamos que necesitamos más. Pero debemos amoldarnos a lo que hay, porque hay que compaginar los entrenamientos con estudios y trabajos. Al final, conlleva mucho esfuerzo, muchas horas de trabajo, muchos lloros, muchas lágrimas y también sonrisas. Hay momentos duros, pero también muy bonitos. No sólo son las medallas, que se guardan en un cajón o en una estantería. Lo que quedan son los instantes que han vivido entre ellos, porque se quieren mucho, conviven fuera y eso se nota”, resalta.

Complicidad en el grupo

Que hay muy buena sintonía en el equipo se nota sobre el tapiz. Y eso que la brecha de edad entre algunos de sus componentes es destacable. La mayor es Vega Cigudosa, con 26 años. Anne Ariz y Andrea Herrero tienen 23. Las tres ya llevan juntas varios años. Hace un lustro se unió Ander Olcoz, de 20 años, y el último en recalar en el grupo ha sido el jovencísimo Sergio Osés, de 16, el pasado año.

Cada vez sorprende menos ver a chicos en los conjuntos de gimnasia rítmica. Uxue Almiñana reconoce que es algo que se consiguió “hace muy pocos años” y que aún “falta mucho para que haya una igualdad”, pero en el caso de sus gimnastas el acople se ha vivido con naturalidad puesto que “su entorno siempre les ha ayudado y les ha entendido”. “Ellos en su vida personal y nosotros como club siempre hemos tenido mucho apoyo. Lo viven disfrutando”, constata.

Ahora toca respirar y coger fuerzas. Celebrar las victorias. El siguiente reto ya será otra historia. Entrenadora y gimnastas tienen “los pies en la tierra”. El objetivo, como hasta ahora, será dejarse la piel en cada actuación. En cada coreografía sobre el tapiz. En esos dos minutos y medio que, ojalá, sigan teniendo su recompensa.