Tres ciudadanos con pasaportes tanto ruso como ucraniano fueron detenidos el sábado mientras intentaban ingresar ilegalmente en una planta militar en desuso en Gramsh, en el centro de Albania, informaron fuentes del Ministerio de Defensa de este país.

Dos militares albaneses que custodiaban la fábrica arrestaron a uno de ellos, que había logrado irrumpir en la planta para sacar fotografías, desoyendo la llamada del militar a detenerse.

En la tentativa para escapar, uno de los hombres, de 24 años, roció a los guardias con un aerosol que contenía una sustancia química y les causó lesiones en la cara.

Los dos militares fueron trasladados a un hospital de la capital Tirana y se encuentran en "estado estable", según fuentes hospitalarias.

"Espionaje"

"Estamos tratando el acontecimiento con la máxima seriedad porque tiene que ver con un suceso violento....Tenemos todo el derecho de sospechar de espionaje porque ciudadanos extranjeros han entrado en una zona militar y encima fueron capturados fotografiándola", dijo este domingo el ministro de Defensa, Niko Peleshi, al visitar a los soldados heridos.

"Es un acontecimiento que, colocado en un contexto global, no puede pasar como un incidente civil común", añadió en alusión indirecta a la situación actual en Ucrania.

La policía albanesa detuvo en las cercanías de la fábrica a una mujer de 33 años y un hombre de 25, acompañantes del primero, que según testigos llevaban tres días circulando por la zona. Los tres habían entrado en Albania en un coche con matrícula de Ucrania.

Investigación

Los órganos judiciales han iniciado una investigación para esclarecer los motivos de este inusual incidente. Según la prensa albanesa, los tres jóvenes han asegurado en sus testimonios en comisaría que son turistas y apasionados de fotografiar fábricas y edificios viejos.

Albania, un país de la OTAN, no ha impedido por la guerra en Ucrania el ingreso de turistas rusos que pueden veranear en este país mediterráneo sin necesidad de solicitar visado.

La planta militar de Gramsh dejó de fabricar fusiles automáticos kaláshnikov tras la caída del comunismo hace 30 años y durante las revueltas populares de 1997 fue saqueada, igual que el resto de los depósitos militares en todo el país.

Destruido esporádicamente armamento

Desde entonces en los talleres que sobrevivieron a la furia popular se ha destruido esporádicamente armamento obsoleto heredado de la época comunista, cuando Albania era uno de los países más militarizados de Europa.

Actualmente la planta es considerada objeto estratégico y vigilada por guardias militares, pese a que se ha quedado reducida a un esqueleto de ladrillos, mientras se desconoce si dentro de ella hay todavía material bélico.