Son parte de ese patrimonio inmaterial de cada lugar al que pertenecen. De toda una época, de una vida. Maestras cercanas y accesibles rebosantes de sabiduría que regalan, además, ganas de transmitir. “Nuestras abuelas son una parte de ese legado vivo pero, además, han sido el soporte silencioso de hogares, familias y pueblos sin ser lo suficientemente reconocida su labor y entrega. Mientras los oficios masculinos se han aceptado -leñador, agricultor, ganadero o almadiero-, no ha sido igualmente visibilizado todo el esfuerzo e implicación de la mujer dentro de la vida familiar y social”, reconocen Josu Puerta Extremera y Reme Berrocal Guerrero. Vecinos de Beruete y Mendillorri, respectivamente, han puesto en marcha un proyecto que trata de reconocer a esa generación de mujeres que, muchas veces, ha vivido en silencio.
Josu Puerta, vecino de Beruete, y Reme Berrocal, de Mendillorri, han sumado visiones para forjar el proyecto, que culminará en un documental. Foto: Iban Aguinaga
La voz de nuestras abuelas recoge esa distinción hacia la mujer rural navarra y la conservación de su sabiduría a través de “círculos de sabios” en los que estas vecinas de diferentes valles y municipios son las protagonistas, para visibilizar su figura, y “círculos de escucha”, para acercar a mujeres de diferentes generaciones.
Construirán redes de comunicación y soporte además de favorecer esa transmisión de conocimiento en un encuentro intergeneracional que se recogerá en formato audiovisual, junto a entrevistas personales, para la creación de un documental a modo de recopilatorio que recoja lo sucedido. Un testimonio visual que se proyectará en un evento con las personas implicadas, aunque todavía no tiene fecha porque es algo que prácticamente se está fraguando. Se han implicado ya los municipios de Fontellas y Peralta, con grupos que participan, y los promotores se han puesto en contacto con muchos más de diferentes zonas de Navarra para abrirlo a todos los que estén interesados (pueden contactar con ellos en lavozdenuestrasabuelas@gmail.com).
El proyecto nació en pleno confinamiento. “Sagrario, una vecina de Beruete, siempre ha tenido un especial interés en mostrarme y enseñarme estas cosas que las mujeres que están en contacto con la naturaleza tienen como algo innato. Conocimientos sobre cómo se hacían las cremas, ella observa mucho la naturaleza, a los animales, le dan pistas sobre el clima… Pequeñas cosas que igual ya se están perdiendo -relata Reme-. Pensamos en ella y en tantas personas mayores que viven en el entorno rural y tienen esa sabiduría que les da la experiencia, queremos hacer un reconocimiento hacia nuestras personas mayores, que en otras culturas son concebidas como las más sabias. Se acercan a preguntarles, a consultarles”. Aquí, asume Josu, “son las abandonadas en parte. Necesitamos hacer una autocrítica constructiva hacia nosotros mismos. Mirar a nuestros abuelos y abuelas, que tienen mucho que transmitir y desean transmitirlo. Y el valor añadido es, también, la experiencia que van a vivir las personas que participan recordando y transmitiendo todo eso”.
Y es que esos “círculos de sabios” tienen “mucha fuerza, mucho poder. Hay risas y hay lágrimas, hay emoción. Es un lugar de encuentro en el que todas tenemos la misma voz, todas expresamos, y se va más allá porque nosotros contribuimos a que se cree pero lo que ocurre allí les pertenece a ellas, y sale lo que ellas quieren. En cada grupo es diferente”. En esta época que nos está tocando vivir, dicen, “se está desfragmentando el clan, la aldea, el grupo, el sistema, la familia… Creemos que volver a esa red que había antes, que ellas han vivido, es muy importante. Recuperar esa sabiduría. Es un proyecto totalmente inclusivo porque la mujer es la que necesita ser vista, y escuchada, también por el hombre y por generaciones más jóvenes de mujeres”.
Ambos son autónomos -Josu es coach sistémico y músico; y Reme terapeuta mindfulness y trabaja para Cocemfe- y decidieron unir sus talentos, su experiencia y su visión para sacar adelante su idea. “Nuestra sociedad está muy enfocada hacia el futuro. Hacia la tecnología, lo nuevo. Y estamos dejando atrás nuestras raíces, pero un árbol que no tiene buenas raíces no puede crecer muy alto. Es necesario que reconozcamos nuestras raíces, y las honremos. Que las miremos con respeto”.