Navascués, en la comarca de Roncal-Salazar, es uno de los tres concejos del almiradio, integrado también por Aspurz y Ustés. Suma a diario medio centenar de personas, cantidad que se multiplica por tres en el verano. Hace unos siete años, se cerró la última tienda, Casa Braco, comentan las vecinas Merche Rodrigo Inchusta y Merche Moler Ayechu. Son dos habitantes con casa abierta todo el año. Añaden que no solo se quedaron sin tienda. Simultáneamente, cerraron el bar por jubilación de los propietaria. El doble cierre de persiana es un lamento coral.

“Echamos casi más en falta el bar que la tienda. A no tener tienda ya nos hemos acostumbrado, pero el bar es donde se socializa. Un pueblo sin tienda y sin bar es lo más triste” expresa Merche.

La falta de tienda se solventa con la venta ambulante. Cuentan que el carnicero de Jaurrieta pasa miércoles y sábados, también con ultramarinos. A días alternos, llega el pan desde Ochagavía, la fruta y el pescado de Izalzu. Carne y pescado obtienen también en Aspurz, Bigüezal, Castillonuevo, en Romanzado y los pueblos del Valle de Salazar. Cuentan además, con venta ambulante de zapatos, zapatillas y algo de ropa. “Sobre todo para jubilados y quienes vivimos aquí todo el año”, resumen.

“Sabemos los días y las horas. Llegan a la plaza y tocan el claxon. Aquí compramos al toque de bocina”. Cuando necesitan algo puntual, por ejemplo los productos de farmacia, acuden al cercano Lumbier, o se lo lleva la cartera (Merche Rodrigo) cuando vuelve de su jornada. También bajan a Sangüesa. ”Tenemos las soluciones cerca, pero es verdad que nos obliga a desplazarmos para hacer las compras no habituales. Todo nos sale un poco más caro, pero nos compensa porque nos traen un género muy bueno. Hay incluso gente de Pamplona que viene los fines de semana, y hace la compra aquí por su calidad”, explican.

Vacío

“Cosa que se cierra no se abre y en los pueblos, más”, aseguran. Sin tienda ni bar, echan de menos la falta de ambiente. Lo más parecido que tienen ahora al bar, añaden, es la barraca que montan los jóvenes en fiestas. “pero solo en fiestas”, recalcan. En Navascués hay dos sociedades, “pero no es lo mismo” dicen.

A pesar de todo, no cambian su suerte. “Vivimos más felices que ni sé. La vida en el pueblo es sencilla, sin problemas para pedir un favor. Si falta algo, a casa de la vecina sin dudarlo”.

Su conformidad no quita para que no les pese la falta de servicios en el pueblo. “Mientras vengan a vender, no tenemos problema. Se habló de que harían bar y tienda en las viejas casas de los camineros después de que el Gobierno arregló el tejado. “No se hizo nada. Necesitamos medidas, que traigan servicios para que haya vida en el pueblo y vivienda para que la juventud pueda volver o se quede, si quiere”.