Cuando a Mónica Lozano le dijeron que había que revisar un bultito en su pecho, saltaron todas las alarmas. Días después, el bulto era un tumor maligno, y de los más agresivos. Ahí la vida se detuvo. El pronóstico era muy oscuro, pero esos tumores que hace pocos años atrás eran mortales, gracias a la investigación, hoy se pueden tratar. Nada ha vuelto a ser igual que antes, puesto que tuvo que dejar su trabajo y pasa gran parte de sus días en las consultas de los oncólogos, fisioterapeutas, psicólogos… entre otros especialistas que le atendieron. Pero está tan viva como agradecida, y tiene la energía para ayudar a que la ciencia avance y siga salvando vidas como la suya.

Lo que, el pasado Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, empezó siendo un acto de agradecimiento de Mónica Lozano hacia todo su equipo médico, lejos estaba de la campaña solidaria en la que se ha convertido.

Según explica Mónica Lozano, que vive actualmente en la localidad ribera de Cintruénigo, pero que tiene raíces aragonesas, “siempre he sido muy agradecida y cuando se trata de dar las gracias a los que han salvado tu vida y que siguen cuidando de ti, de manera excepcional, pongo todas mis ganas y creatividad para dar lo mejor de mí”.

Los llaveros que Mónica ha creado.

Esta maestra de educación infantil, que a causa de su enfermedad se mantiene lejos de las aulas, trata de “no caer en lo que no puedo hacer, sino en lo que me puede ayudar a sentirme mejor, en la situación en la que me encuentro”. Así que decidió elaborar un llavero muy significativo. “Me gusta que las cosas cuenten historias y que todo esté relacionado, por ello las telas de los primeros llaveros contaban lo que ha sido mi vida en los últimos años: predominan los tonos blancos y rosas haciendo referencia al cáncer de mama y a los sanitarios; cuadrito Vichy de una camisa que llevaba en la recta final del grueso de mi tratamiento y, a su vez, en homenaje a todos y todas mis alumnas, recordándome los tejidos de las batitas del colegio; y la tela que más representa mi proceso con un lema, el que me ayudó a sentir cerca de mí a mi familia y mis amigas durante todo mi recorrido oncológico ya que no podíamos vernos por la pandemia”.

Más de 5.500 euros

Las redes sociales y varios amigos hicieron a Mónica plantearse seguir haciendo llaveros y donar todo lo recaudado a diferentes asociaciones o proyectos que estuvieran destinados a la lucha contra el cáncer de mama. “Animada por mi entorno más cercano me lancé a llevar a cabo esta campaña; lo que no imaginábamos era llegar a conseguir más de 5.500 euros”.

De esta cantidad, 850 euros fueron destinados a la Asociación Saray, y otros 850 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer, mientras que la tercera donación ha ido destinada al Proyecto Blanca, coordinado desde CIMA de la Clínica Universidad de Navarra, con la participación Navarrabiomed, Bionanoplus, la asociación Saray y ADItech, por un importe de 3.800 euros. “Me decanté por este proyecto principalmente porque es un proyecto de investigación, ya que sin investigación sobre el cáncer poco podremos avanzar. Otra de las razones es que engloba a tres organismos que han sido vitales, entre otros, en mi proceso oncológico: la Clínica Universidad de Navarra para mi diagnostico; Saray por su apoyo y acompañamiento psicológico; y el Sistema Navarro de Salud donde fui y soy tratada, donde desde un principio me he sentido cuidada, controlada y confiada en su buen hacer. Tengo plena confianza en mi oncóloga, la doctora De La Cruz”.

Pero Mónica no ha estado sola durante esta campaña, aunque recalca “sí que han sido mis manos las que han elaborado uno a uno los más de 1.100 llaveros”. Siempre tiene la suerte de contar con el apoyo y la ayuda de su pareja, así como el de otras personas. “La verdad que sin la ayuda de Luis, ayudándome en el proceso de elaboración, y de Lorenzo Eza, amigo y ex compañero de profesión, que ha puesto voz y dado visibilidad a la campaña, mi camino hubiese sido más corto. Ellos me han permitido llegar con los llaveros a muchos más sitios. Y, por supuesto, también estoy enormemente agradecida a todas las personas que se han unido a mi iniciativa. Ha sido increíble la respuesta de la gente. Personalmente, esta campaña ha sido una terapia para mí, me ha ayudado a tener la mente ocupada, a trabajar con mis manos a pesar de los dolores que me causa realizar cualquier trabajo manual… y sobre todo a recibir el cariño de muchísimas personas. Personas de mi presente y de mi pasado. Esos reencuentros en el proceso me han dado vida”.

Tras esta experiencia Mónica reconoce que “el cáncer se ha llevado por delante muchos proyectos de mi vida, pero, como ya he dicho, intento no detenerme en eso. Ahora busco formas de evadirme y sentirme útil y realizada. Siento una gran emoción al poder aportar algo de luz a este camino tan duro como es la lucha contra el cáncer. Necesitamos avanzar en nuevos tratamientos que permitan aumentar la esperanza de vida de los que padecemos esta enfermedad”.