Los historiadores asumen que apenas existe documentación sobre la Edad Media en Burlada (siglos V al XV) y los vecinos se resignan a que no quede en pie más restos con pedigrí que el palacio Dorre-Aldabecoa (o Dorrekoa), la de “las torres en cuesta”. El imponente edificio acaba de ser adquirido por un promotor inmobiliario (Oscar Vidaurre) y las expectativas sobre su posible rehabilitación permite ahondar en un pasado prácticamente desconocido para la población de Burlada. De hecho, no hay otro edificio que conserve las memorias de la antigua Bruslata o Buruslata siendo el último vestigio de un pasado patrimonial maltratado por la especulación de suelo y el crecimiento urbanístico de los años sesenta y setenta.

El “impacto del desarrollismo en la conservación del patrimonio arquitectónico del municipio es muy marcado”, señala el estudio histórico realizado por la empresa Trama Arqueología para documentar el origen de ‘Dorrekoa’ (Dorre Aldabe). Las décadas de los 60, 70 y 80 han visto, resalta, “la desaparición de una parte importante del casco histórico” con “destacados derribos como fueron el del antiguo palacio Cabo de Armería de Burlada (antigua Casa Pabollet), el Palacio del Arcediano e Iglesia de San Juan Bautista, la casa natal de Hilarión Eslava y otras tantas”.

Pese a su estado de conservación, el viejo palacio cuenta además con el añadido de que “apenas ha contado con restauraciones o rehabilitaciones recientes, lo que hace que perdure con su bagaje de al menos cinco siglos de vida, ejemplificando un proceso de transformación de un palacio típicamente tardo gótico a uno barroco en su interior”.

Mapa de Burlada en la Edad Media.

Tres palacios en Burlada

El palacio de piedra, que pasa bastante desapercibido en la trasera del pueblo viejo viene a ser por tanto un libro abierto para “acercarnos a la historia de Burlada desde la Edad Media hasta la actualidad”. Un municipio que ha crecido, sin lugar a dudas, a espaldas de su casco histórico. “El linaje de los Dorre se ha podido rastrear hasta el s. XVI”, expone Trama. “Su conservación y correcta rehabilitación si se llevase a cabo, permitiría mostrar tanto el origen del edificio como su evolución histórica, con especial énfasis a la importante remodelación del s. XVIII”, reiteran.

Burlada tuvo en realidad tres grandes palacios medievales: el del Arcediano, perteneciente a la Catedral de Pamplona (del canónigo Arcediano) y con acceso a la iglesia, el palacio de Dorrekoa (el que acaba de ser adquirido en propiedad privada por Vidaurre) y otro del arcediano que se vendió a Sancho de Monreal (luego Pabollet-San Martín). Este último se hizo Cabo de Armería con la compra de este título por parte de Sancho de Monreal en 1630, un “adinerado que con dinero se hizo con este palacio y con sus prebendas (señorío de Burlada, exenciones de impuestos, honores, preeminencias en la iglesia...)”, relata el estudio.

Casa palacio del siglo XVII que fue del Arcediano, compró Sancho de Monreal y acabó siendo Casa Pabollet Cedida

El caso de las “preeminencias en la iglesia”, asunto muy importante en la época, se las disputó el de Monreal en juicio a Pedro Dorre, natural de Burlada, y con algún rango nobiliario pues gozaba de esas preeminencias en la iglesia hasta la llegada de Sancho de Monreal. Era, por lo tanto, de nobleza más antigua; todo esto sucedió en 1623...”. El palacio de Arcediano más próximo a la basílica de San Juan se quedó en poder de la Iglesia en el XVII.

La otra Casa Dorre, a la derecha, y Benitorena, a la izquierda, en el siglo XIX. Cedida

Dorre Aldabecoa

“Los palacios en esta época tenían nombre, en ellos residía la condición de nobleza y la ostentaban por delegación sus dueños. Los San Martín compraron el palacio Cabo de Armería porque con él pasaban a ser ellos quienes disfrutaban de los honores y privilegios del palacio,” asegura también Juana Goñi Uli, investigadora y oriunda de Burlada. La que ella denomina casa Dorre-Aldabecoa (Dorrekoa) conserva restos góticos como la ventana con doble arco conupial y las torres desmontadas.

En Navarra, en 1516, el Cardenal Cisneros mandó eliminar todas las torres de las viviendas después de la conquista castellana para que no se sublevara el pueblo, relata. “La familia Dorre Aldabea aparece en documentos del XVI. Se ve en el grabado de 1878 que esa torre fue desmochada y que se debió reconstruir una parte de lo que quedó porque eran más altas y el tejado está hecho a un agua, no siendo propio de su época. Los Dorre se extendieron por todo Burlada”, admite Goñi. 

Existió otra casa Dorre, la de la Torre, que estaba junto a la casa del célebre músico Hilarión Eslava, Casa Benitorena, (actual conservatorio) donde vivió el guardia, en frente del actual Ayuntamiento. Era la casa de la torre y “desde ahí se vigilaba a la gente que llegaba desde Pamplona por la Magdalena y las que entraban por el puente viejo de otros valles, era la torre más alta”.