Bajo los datos numéricos relativos a desempleo y ocupación que recoge la Encuesta de Población Activa (EPA) públicada ayer se encuentran diagnósticos de calidad del empleo y comportamiento del tejido económico que conviene atender. La EPA cerrada en diciembre de 2022 dice que el comportamiento del empleo en el Estado ha girado en su tendencia y solo el sector público creó puestos en el último trimestre, frente a la destrucción significativa del privado. En tasa interanual es innegable que la cifra de ocupados resulta muy positiva pero también que la oscilación del empleo está también relacionada con los sectores de referencia. Así, la industria resulta más estable y la virtud de la configuración del mercado laboral de Navarra y de la CAV duplican el peso de este sector en el conjunto del empleo, que en el Estado no pasó del 12,6% del total. Un empleo de más calidad y mayor valor añadido que arrastra servicios asociados y propicia que la CAV sea la segunda comunidad con menor tasa de paro (8,66%) –solo mejorada por La Rioja con un 8,60%– y Navarra, la sexta con un 10,09% –sobre todo por la incorporación de más jóvenes como nuevos demandantes de empleo–, frente a la media estatal del 12,87%. En el diagnóstico es de especial interés medir el impacto del primer año de reforma del mercado laboral. Resulta incuestionable que ha favorecido la reducción de la temporalidad, pero también que ese fenómeno sigue teniendo más incidencia entre las mujeres, que disponen de contratos temporales en una de cada cinco empleadas frente a los hombres, que suponen poco más de uno de cada siete. La evolución del mercado laboral es, en todo caso, positiva pese a las incertidumbres que marcaron el año 2022. En todo caso, lo que la EPA no refleja pero sí otros datos, es que la conservación y creación de empleo está directamente relacionada con la estabilidad de la actividad económica y la capacidad de inversión empresarial. El marco de incertidumbre disuade de apuestas de crecimiento y, sin estas, es imposible crear nuevo empleo. Las dudas que afectan a la actividad económica no se solventan con la continua modificación de la normativa laboral, aunque la última tenga un efecto estadístico innegable. Es preciso asentar el marco, sacarle el máximo rendimiento y propiciar un espacio de corresponsabilidad en el seno de las empresas que profundice en la rebaja del desempleo.