Era una tarde de estrellas la de ayer. Lo fue más allá de las que marcaron los lomos de los animales que saltaron al ruedo. Jandillas que no lucieron bonitas láminas aunque sí buenas arboladuras, y que, en términos generales, resultaron buenos para el toreo. Como tiene que haber de todo, hubo alguno que rompió la tónica, como el segundo de Ferrera que se acabó antes de lo esperado. Además de eso, un primero muy válido, un segundo que lució en manos de un torero como El Juli, un tercero que saliendo distraído fue yendo a más, un quinto de gran talla y un sexto de calidad.

En fin, que de seguir las cosas como van, podría ser que el ganadero de Jandilla vuelva a recoger el año que viene el premio Carriquiri. Había más estrellas, decíamos. Una ya mencionada: Julián López El Juli, pura técnica y capacidad taurina. Ayer volvió a demostrar sus cualidades y fue premiado por ello. En la retina, el par de naturales largos y lentos que le recetó a su segundo, de ensueño.

La estrella que queda por citar es Cayetano. Es estrella en muchos escenarios. En el taurino, al menos ayer, se le puede reprochar el número de veces que rectificó terrenos en faena, el quedarse en ocasiones descolocado y el querer citar desde fuera de terreno, lo que le hace rectificar. Los dos fueron premiados con tres orejas que parece que está siendo lo habitual en esta feria cuando se abre la puerta. Está bien porque la verdad es que queda un poco pobre eso de abrir una puerta grande cortando únicamente una oreja a cada toro.

Una pena que Ferrera, que lució en los inicios de faena ese capote verde cortinón, no tuvo suerte con la espada en el primero, ni con el comportamiento del cuarto. Buena tarde toros, aunque previsible. Ojo, que cierta previsibilidad no priva al espectáculo de la calidad que de antemano le confiere. Ayer los astados brillaron, El Juli dejó faenas de enjundia, Cayetano gustó pese a todo y Ferrera… Ferrera no tuvo suerte.