Estaba anunciado un duelo encarnizado con el Athletic, cierta disputa por la hegemonía, y el partido quedó muy pronto reducido a lo humano, a lo que pudiera hacer Mojica frente a un rival que nunca perdió el orden, cerró los pasillos interiores y encontró en su portero Unai Simón al hombre que apagaba las pocas luces de Osasuna en las llegadas al área y en el remate. Mal día para afrontar una eliminatoria europea a la vuelta de la esquina. La afición esperaba al equipo mandón de Balaídos, al que había cortado las alas al Athletic la pasada temporada y acabó incrédula, rememorando escenas de una rivalidad que va tomando el camino equivocado: el de las malas caras, puñetazos al aire y entradas desmedidas y reincidentes. Parece que entre unos y otros quedaran siempre cuentas pendientes, frases hirientes y comentarios malintencionados.

La falta final de Chimy a Berenguer, cuando no quedaba nada por resolver en el campo, invita a repensar las actitudes. El Athletic acabó desquiciando a Osasuna, que con el paso de los minutos y pese a su intensidad, nunca encontró el camino ni a los jugadores inspirados para desmontar el 0-2 que el cuadro visitante construyó en dos excelentes jugadas de Nico Williams con servicios al área que no acertaron a resolver ni Mojica primero ni David García después. La disposición planteada por Valverde nunca encontró la respuesta adecuada por parte de Arrasate. Todo lo que pudiera suceder a beneficio de Osasuna pasaba por los inagotables centro del lateral colombiano, detectados siempre a tiempo por el radar de la defensa rojiblanca. Así las cosas, ni con diez futbolistas en la última media hora el Athletic temió por el resultado.

La derrota en la segunda jornada y cómo ha sucedido es el anuncio de una temporada complicada y que aún está a medio construir pendiente de la eliminatoria con el Brujas y de posibles nuevas incorporaciones a la plantilla. Llama la atención el cambio en las buenas sensaciones ofrecidas en Vigo y la falta de recursos ayer para poner en aprietos a un Athletic al que sí le salió bien el plan que puso en práctica y que ganó merecidamente. Osasuna deja dudas con su derrota, aunque esa doble cara, pasar de la victoria aplastante a la derrota inapelable, es muy común en el equipo. Inexplicable a veces. Cosas de brujas en ocasiones.

Lo malo de partidos como el de ayer es dar pistas al contrincante; dejar ver que a la espalda de Mojica hay campo, quitarle protagonismo a Moncayola si no entra en contacto con el balón; apretar cuerpo a cuerpo a Budimir; cerrar el campo a las galopadas de Rubén Peña… Imagino que los técnicos del Brujas tendrán la misma incertidumbre que los aficionados rojillos sobre qué equipo comparecerá el jueves en el campo. Yo no tengo duda de que será el más parecido al que derrotó al Celta. Ayer, al Athletic le dio un plus el afán de revancha y el haberse sentido señalado por el ruido de las redes sociales. Era un león herido. Y no solo acabó devorando a los rojillos sino que hoy se postulará como víctima por otro arrebato de Chimy Ávila, al que no se le ve tan feliz como en años anteriores. No habría que esperar al invierno para enfriar esto: lo del Athletic y lo de Chimy.