Al desarrollo del Tren de Alta Velocidad (TAV) en Navarra le han faltado muchas cosas: inversión, compromiso con los plazos y sensibilidad social. Y, también, un debate a fondo sobre el modelo en sí. Hace treinta años, la línea Madrid-Sevilla para la expo marcó el camino de un desarrollo radial y muy concreto que sigue generando debate.

Que el modelo no gusta a todos quedó de manifiesto ayer en la UPNA, donde el Instituto de Estudios Sociales Avanzados y el grupo de Sociología rural, movilidad e investigación social celebraron la primera sesión de las jornadas Modelos de accesibilidad y cohesión socio-territorial.

La jornada, impulsada por la plataforma Iza-Gulina Bizirik, quedó abierta tras la intervención de la directora general de Transportes del Gobierno de Navarra, Berta Miranda, y la del director del sector ferroviario del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, Carlos María Juárez.

Las ponencias

Las ponencias, de media hora de duración, las llevaron a cabo Juan Carlos Valerio, doctor en Arquitectura y con experiencia en proyectos de alta velocidad en Valencia, Madrid, Valladolid o Portugal; el portavoz de Sustrai Erakuntza, Pablo Lorente; y el portavoz de Institución Futuro y exconsejero del Gobierno de Navarra, Álvaro Miranda.

Todos ellos participaron en una última mesa redonda de debate y conclusiones sobre el modelo ferroviario. Valerio defendió que la alta velocidad es buena, que todo lo que sea optimizar tiempos y mejorar los viajes es bueno, pero que el modelo no puede desarrollarse de cualquier manera.

Fue crítico con los actuales planes de Adif, porque dijo que no tienen lo suficientemente en cuenta los pormenores de la orografía navarra. Y también fue crítico con los técnicos de la Administración foral, que han aceptado sin prácticamente reparos el modelo que venía desde Madrid.

“Si el modelo se hace bien, con cariño, con cuidado, puede ser maravilloso. Eso sí, hay que meterle horas, hay que trabajarlo”, dijo, antes de reconocer que le “decepcionó” el encuentro que en su día mantuvo con los técnicos del Gobierno de Navarra, a los que “les parecía bien” el proyecto de Adif. “Se puede mejorar muchísimo, se pueden aminorar costes, y se puede hacer sin destrozar nada, sin tantos cortes”.

"El debate es el modelo"

Por su parte, Lorente señaló que el debate no es el trazado o las características del tren; el debate es el modelo en sí, y si la alta velocidad es lo mejor para la movilidad social.

“Y no se quiere entrar en ese debate”, reconoció, poco después de subrayar que los informes que desde Sustrai han hecho para denunciar las muchas carencias del proyecto apenas se han tenido en cuenta. “Parece que es un modelo intocable, es casi una cuestión de fe. Y ahí entramos en un terreno complicado, porque necesitamos racionalidad y lógica, no fe. Porque la alta velocidad no es barata, tiene sus costes, y habrá que decirle a la gente la verdad”.

Muy lejos de ese planteamiento estuvo Álvaro Miranda, que además rechazó que, a estas alturas –con miles de kilómetros de alta velocidad ya construidos–, el debate sea el modelo. “En todo caso, este debate lo tendrían que haber tenido los que tenían competencia para ello hace cuarenta años, no ahora”, resumió. 

Ahora, lo importante es que Navarra no se quede al margen. Sobre si hay margen para influir en el proyecto, Miranda dijo que sí, pero que tienen que coincidir varios factores. El primero, tener una “buena idea”. Y luego, contar con “receptividad”. “Las cosas se pueden cambiar, pero los cambios hay que hacerlos en el momento oportuno y con las personas oportunas”, zanjó.