No creo que los anales de la historia de los relevos ministeriales recojan algo similar a lo que se vivió ayer en los traspasos de carteras del nuevo gobierno de Sánchez. Concretamente, en los de los departamentos que dejan de ser de Podemos y pasan a manos, respectivamente, del PSOE y Sumar. Pudiendo haberse despedido con elegancia de su cargo, Irene Montero optó por el psicodrama revanchista y aprovechó para verter sapos y culebras contra Sánchez y, con más carga de vitriolo, Yolanda Díaz. Después de haber repetido la consigna “hoy nos echan de este gobierno”, Montero deseó a su sucesora, Ana Redondo, “valentía para incomodar a los amigos de 40 a 50 años del presidente del Gobierno”.

Las lágrimas de Díaz La escena se repetía, con otros protagonistas, en el traspaso de la cartera de Derechos Sociales. Esta vez con un gesto menos hosco, la ministra saliente, Ione Belarra, cedía los trastos a su sucesor y excompañero de Podemos Pablo Bustinduy. “Nos echan, pero no nos vamos”, fue la frase que dejó para los titulares la secretaria general de la formación morada.

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El traspaso de carteras del nuevo Gobierno de Sánchez, en imágenes EP/EFE

En ambos casos, los sustitutos aguantaron el tirón como mejor pudieron, con sonrisas de cartón que no ocultaban el mal trago ni las ganas de que la tierra los tragase. Ni Redondo ni Bustinduy replicaron ante el escaso tacto de las personas que les han antecedido en el cargo que para ella y él son de estreno. Primera virtud que les anotamos a ambos: educación. La contraparte del teatrillo estuvo, como era imaginable, en la ceremonia en la que Yolanda Díaz volvía a recoger sus bártulos como ministra de Trabajo. Después de haber vivido tanta tensión, evitando siempre las declaraciones públicas, la líder de Sumar no pudo evitar sucumbir a las lágrimas en un momento de su discurso. Eso sí, nadie ha escuchado una sola réplica a la colección de dardos envenenados que acababa de recibir... ni a los que vienen lanzándole sus antiguos camaradas desde hace meses. Todo hace pensar que este episodio solo es uno más del largo culebrón que nos aguarda en los próximos meses.