En Silicon Valley, meca tecnológica, saben que las pantallas distraen, limitan las habilidades motoras y la capacidad de concentración al tiempo que provocan insomnio y pérdida de memoria. Los creadores de tan avanzada tecnología están alarmados para no menguar la creatividad ni la interacción humana de sus vástagos, y por eso son legión los que niegan el uso de ésta a sus peques, vetando en sus colegios la utilización de tabletas y ordenadores. Hasta sus niñeras tienen restringido el uso del móvil por contrato.

Es bueno que España legisle para prohibir su uso a los alumnos de Primaria y Secundaria en los centros. Pero, ¿y fuera del cole? Igual que los menores no pueden fumar ni beber alcohol ni dentro ni fuera de las escuelas, debería ampliarse la restricción en todo momento hasta los 16 años; porque si todos sus compañeros tienen móvil en la calle, será difícil que los padres no cedan para no condenar a sus propios hijos al vacío.