El jueves 4 de abril leí en Tribunas el artículo de Martín Zabalza Arregui, director de Memoria y Convivencia, titulado Resignificación. Nadie tiene el derecho a obedecer.

Magnífico y fantásticamente razonado, poco o nada tengo que añadir.

Pasan los años y vuelve la polémica en torno al significado brutal del edificio llamado los Caídos.

Deseo de todo corazón que el nuevo Gobierno municipal (enhorabuena alcalde), junto con nuestro Gobierno Foral, el Colegio de Arquitectos y las asociaciones memorialistas lleguen a un consenso para resignificar el edificio y darle un nuevo uso como lugar de memoria, justicia y reparación a los presos y asesinados por los sublevados golpistas del 36 en Navarra contra la República democrática.

Echo en falta la opinión y participación ciudadana sobre el caso.

En homenaje a todos los que les arrebataron la vida tan brutal e injustamente en nuestra querida comunidad foral en la que, hay que recordarlo e insistir, no hubo frente de guerra.