Ante Budimir rompió la tradición en Donosti y acabó con la larga mala racha de resultados cada vez que se jugaba en el campo de la Real Sociedad, en donde podía pasar de casi todo, menos llenar el zurrón de puntos. El delantero croata le recetó a Osasuna la victoria gracias a un cabezazo impecable y ahuyentó de paso los malos espíritus que solían acudir en esta visita que se zanjaba desde hace 19 años –se cumplen en noviembre– siempre sin victoria. El atacante rojillo se apuntó su undécimo gol en Liga y reivindicó su papel de protagonista innegable en el equipo. También recordó que el acierto es el asunto indiscutible a cada cita, porque saca un partido del atasco, desquicia y lleva a las prisas a cualquier equipo que lo sufre y, simplemente, suele ser sinónimo de buen resultado.

Al acierto de Budimir se unió en Anoeta un gran ejercicio de resistencia de Osasuna, aunque más que resistir –que implica una parte de agonía– hubo implicación en la defensa –que requiere actitud–. El equipo de Arrasate, como era de esperar, pasó muchos apuros frente a un rival que mostró que dispone de recursos de sobra para irle dando vueltas a la manivela del juego y crear así numerosos problemas. Los rojillos le cerraron muchos caminos a la Real, estuvieron combativos para cruzarse en remates e intentonas a pocos metros de la portería y desplegaron un buen recital de habilidades defensivas alrededor de Sergio Herrera. El portero de Osasuna volvió a mostrarse insuperable y cada grito a cada intervención no fue sino el aullido de éxito del equipo. La Real, que nada puede reprocharse porque cercó durante muchos minutos al conjunto navarro, sintió el vacío de quien lo entrega todo y, sin acierto, contempla cómo tanto esfuerzo se marcha por el sumidero. Algo tuvo que ver en todo ello el buen trabajo de los actores nuevos en la zaga de Arrasate –fueron titulares Unai García y Jorge Herrando fueron las novedades en lugar de Catena y Juan Cruz–, que mostraron un gran nivel. De todos modos, como hubo fragor en el área de Osasuna, la Real se quejó de varias acciones embarulladas, en las que reclamó varios penaltis. Con el VAR y todo, nadie los señaló.

Antes de que Osasuna y Real Sociedad resoplaran por motivos distintos con el pitido final, hubo muchos minutos de un partido divertido en el que, con el gol a favor al principio del segundo tiempo, los rojillos prefirieron abrazar otro guion. 

En la primera mitad, los dos equipos compartieron el mando durante más minutos, aunque fue la Real quien demostró más criterio con el balón en el ataque y hubo superior determinación en el caso de Osasuna a la hora de proyectarse sobre su rival. Arrasate montó una alineación cuando menos curiosa en la que Rubén Peña –chico que sirve para todo– recuperó su versión de delantero. El multiusos de este Osasuna le dio la razón al entrenador porque se convirtió de hecho en el jugador más peligroso. Un disparo suyo, superado el ecuador del primer tiempo, obligó a una intervención de Álex Remiro, y alrededor de su bullir se crearon varias ocasiones incómodas para la defensa de la Real. El conjunto guipuzcoano recobró el timón en los últimos quince minutos y, primero sin encontrar puerta, y, finalmente, con un gran remate de Kubo que despejó Sergio Herrera, comenzó a crear mayores apuros. En ese tramo de presión local, la Real solicitó penalti en una caída de André Silva en una acción con Torró. El árbitro no vio nada punible en el desmayo del delantero portugués. Díaz de Mera también estaba muy bien colocado en un derribo de Turrientes a Aimar Oroz que fue a centímetros de estar dentro del área. Las acciones calentaron también a la grada.

Ya estaba bien de diversión e idas y venidas, debió pensar Budimir a los pocos minutos de la reanudación. El partido se iba a poner serio porque Zakharyan, a los dos minutos, le obligó a parar a Sergio Herrera una de sus intentonas. 

Rara habilidad la de marcar en un saque de esquina para el delantero centro. El rigor de las defensas, el poderío de las zagas y la cobertura especial que sufren los arietes con estrella, suelen condicionar mucho sus prestaciones en esas acciones a balón parado. Por eso, porque Budimir saltó con Zubeldia agarrándole de la camiseta como en una trifulca seria, y conectó con la cabeza de un lado a otro en un córner, se debe valorar la dificultad del gol y también la rareza de la acción. El delantero llevó el encuentro a otra dimensión y puso entonces, con muchos minutos por delante, el crono a cero para los dos equipos.

La Real se puso a vivir junto al área de Osasuna y, entre el buen trabajo de los defensas –Herrando completó un gran encuentro y David García dio un paso al frente cuando parecía que iba a haber extenuación en el achique de balones– y la solemnidad de Herrera a cada intervención –fundamentalmente algunos balones colgados–, fueron desfondando a la Real. Su ocasión más clara fue un remate de Kubo, que no acertó a empalmar solo ante el meta rojillo.

La rueda de cambios de la Real y Osasuna fueron mejores para el lado de los rojillos, que soportaron la acumulación de perfiles ofensivos cerca de su portería y cerraron todas las puertas con una abnegación estupenda. Desde el banquillo, relevado por Raúl García para los últimos veinte minutos, Budimir vio cómo se acaba con las tradiciones. Usando la cabeza.

Ficha técnica:

0 - Real Sociedad: Remiro; Aramburu (Traoré, m.72), Zubeldia, Pacheco, Galán; Zubimendi, Merino (Brais, m.62), Turrientes (Olasagasti, m.72); Kubo, Silva (Sadiq, m.62) y Zakharyan (Barrenetxea, m.62).


1 - Osasuna: Herrera; Areso, U. García (Catena, m.80), D. García, Herrando, Mojica (Cruz, m.73); Peña (Rubén García, m.65), Torró, Moncayola (Ibáñez, m.74), Aimar; y Budimir (Raúl García, m.73).


Gol: 0-1, m.49: Budimir, de cabeza.


Árbitro: Isidro Díaz de Mera Escuderos (Comité Castellano-Manchego).


Incidencias: Encuentro correspondiente a la 24ª jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Reale Arena ante 32.905 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del exjugador de la Real Sociedad José Luis Maiztegui.