Verde, mucho verde, para recrear esa sensación de estar “como en la selva”. Echa a andar este sábado, a las 6 de la tarde, en el Casco Viejo y quiere ser una apuesta diferente en el panorama hostelero de la capital. Plantas que cuelgan del techo y murales inspirados en escenas selváticas. En la línea de los negocios que últimamente marchan en Madrid, como el Amazónico o el SLVJ (Salvaje), pero en plena calle Estafeta. Este sábado abre Botánico, la aventura de un joven pamplonés (ha vivido en Ansoáin y la Txantrea), que se formó como camarero en la barra del Subsuelo y que ahora asume un nuevo reto en solitario. 

Ignacio Coscolín, joven propietario del bar Botánico que abre sus puertas este sábado. Patxi Cascante

Porque Ignacio Coscolín, de 22 años, estaba, como él mismo reconoce, abocado a dedicarse a la hostelería, una afición que combina con su puesto en la Volkswagen (y que va a mantener). “Desde los 18, he trabajado de forma esporádica, como bodeguero y camarero del Subsuelo, cubriendo bajas, vacaciones... siempre de noche”, explica. La barra le gustó y le tiene enganchado: “No sé, pero la hostelería es un mundo que me llama la atención”, reconoce. Y ahora parece que ha llegado el momento. “Soy un chaval muy inquieto, me gusta ir a Madrid y siempre me he quedado alucinado con el diseño de los locales de hostelería, y de hecho, echaba de menos algo diferente aquí”

Así se gestó la idea. “Primero quería introducirme en el mundo de la hostelería de Pamplona, que cuesta lo suyo, y después hacerlo con un bar con un punto que llamara la atención”. Botánico recibe el nombre de la ambientación, a base de plantas (artificiales), y de hecho, nada más entrar, el cartel Welcome to the jungle (bienvenido a la selva), ya prepara a la clientela para la aventura. Además de la vegetación, el local de Estafeta, 36 (fue durante décadas el mítico Las Vegas), esconde en su interior joyas arquitectónicas como las vigas de madera o la bóveda del piedra del siglo XVII. Eso y que está en las escalericas de la Plaza del Castillo, junto al reloj sanferminero de La Casa del Libro, lo convierten en un espacio singular. 

La bóveda del piedra del siglo XVII de Botánico. Patxi Cascante

TARDEO Y COPAS

El nuevo Botánico va a abrir jueves (de 18.00 a 02.00), viernes (de 18.00 a 2.30) y sábado, a partir de las 17.00, y quiere dedicarse principalmente al tardeo, “que en los últimos años ha sido un pelotazo en Pamplona”, y a la primera copa. Y ahí Ignacio quiere echar mano de su experiencia en la barra: “Yo lo tengo claro: a la clientela, a parte de la ambientación y de la calidad del producto, hay que darle amabilidad. La actitud del camarero es lo que importa, y aunque la noche es difícil, hay que saber estar”. Además de buenas copas, Botánico tendrá raciones y picoteo con productos de los llamados “de quinta gama”.

“Yo lo tengo claro: a la clientela, a parte de la ambientación y de la calidad del producto, hay que darle amabilidad. La actitud del camarero es lo que importa, y aunque la noche es difícil, hay que saber estar”

Ignacio Coscolín - Bar Botánico

Ignacio se lanza a la aventura junto a dos incondicionales de su vida, María Orduna y Aimar García, que le acompañarán en la barra. “Sin mis amigos y mi familia esto no hubiera sido posible, por eso les estoy agradecidísimo”.

Fachada del Botánico, nuevo bar de la calle Estafeta. cedida