De la noche a la mañana han pasado de la noche a la mañana. Del Iris y su futbolín, clásico refugio de la madrugada de Calderería, al aroma a cruasán de la cafetería Ongi Izan de la calle Mayor, antiguo Miel y Limón que desde septiembre de 2022 regentan Edorta Marco y su pareja.

Vas cumpliendo años, en la noche tienes que aguantar mucho y a las edades que tenemos al final te cansas. Vamos a dar un margen, porque sigo de noche en el Iris, pero ahora queremos de mañana. En vez de cubatas, cafés. Es un cambio”, resume Edorta, vecino del Casco Viejo de 50 años. Ahora compagina el Iris con los desayunos a base de tostadas, pinchos de tortilla, jamón, aguacate, lechuga y tomate, zumos de naranja, “un café estupendo” con leche con o sin lactosa, “cruasanes que hacemos nosotros, palmeritas, pan de maíz... para todo el mundo”, destaca. 

La pareja llevaba tiempo buscando opciones para esta nueva etapa hostelera: “Queríamos probar una experiencia nueva, y los hijo nos van a apoyar también. Queríamos que fuera algo en lo viejo, porque vivimos aquí y nos gusta mucho Iruña”.

Dice que el vecindario les ha acogido “estupendamente. La gente agradecida, porque hemos puesto muy coqueto el local, le hemos dado un aire muy verde con muchas plantas, dibujos murales de naturaleza, decoración autóctona con el encierro, los gigantes, vistas de Iruña... Los abuelicos nos han acogido muy bien. Y siempre intentas ayudar al vecindario, es gente mayor y necesitan una terapia de hablar con un tabernero/cafetero”, apunta.

Edorta Marco, frente a un mural con el perfil de Iruña en la cafetería Ongi Izan, en la calle Mayor 52. Iban Aguinaga

Además de la gente mayor del barrio, en la cafetería trabajan con todo tipo de perfiles. “Tenemos la Escuela de Educadores enfrente, trabajamos mucho con los irakasles y con los alumnos”. Y asegura que el cliente “valora que le puedas atender en euskera, que siga vivo en Iruña”.

También han enfocado el negocio para trabajar con los peregrinos. “Abrimos a las seis de la mañana y los peregrinos agradecen que haya cafeterías abiertas a esas horas. Ahora sobre todo en verano madrugan y les gusta. Hacemos desayunos de peregrinos y tenemos para sellar las credenciales. Nos hemos metido en el mundo del Camino de Santiago, que me gusta mucho porque ahí ves más variedad que en Iris. Trabajas con italianos, ingleses, alemanes, americanos... es un cóctel muy distinto, porque el Iris es sobre todo es para gente local, de Euskal Herria y alrededores. Aunque en Sanfermines es más variado, sobre todo es gente de aquí. Y en el Camino de Santiago viajas con ellos”, dice.

Por último, el Ongi Izan se nutre de viejos conocidos. “El cliente del Iris al llevar ya tantos años nos aprecia. Y nos ha acogido muy bien. Vienen a desayunar y es otra terapia. Porque los camarero hacemos mucho de terapia para hablar con la gente. Nos echan de menos, ya hay muchos a los que a la noche se les hace duro salir, vienen aquí de día y también están a gusto. Ponemos música de fondo tipo rock and roll, también tenemos libros para intercambiar y darle un aire de librería. Se trata de que la gente esté cómoda”, asegura.