El aula se convierte a menudo en el mejor laboratorio, capaz de idear proyectos que mejoren la sociedad. Esa es la intención de un grupo de estudiantes de 4º de la ESO del IES Mendillorri formado por Iker Hualde, Natalia Novak, Oriana Medina y Faith Ongala y dirigido por Coral Aranda y Reme Castelló. Después de muchas horas de esfuerzo a lo largo del curso, han ganado el premio al proyecto más aplicable en el quinto Certamen Tecnológico Efigy con su trabajo 'Horneando Energía' para la construcción de un horno solar con una termopila. 

Las aplicaciones de este novedoso proyecto son claras. “Nos sirve para calentar los bocadillos solidarios que ofrecemos en el instituto y podemos utilizar la electricidad que se genera para cargar los chromebooks o almacenarla en baterías. Además, estamos colaborando con varias universidades con la idea de llevar estos hornos solares a África, donde podrían ser muy útiles”, explica Reme Castelló, una de las profesoras.

Los cuatro estudiantes se juntan durante el recreo de este jueves en el laboratorio para explicar su nueva creación y se muestran muy satisfechos por el trabajo realizado. “Ha sido un proyecto muy bonito e interesante, estamos muy contentos. La verdad es que no nos esperábamos el premio, ha sido increíble”, aseguran.

Estudiantes y profesoras del proyecto.

El efecto Seebeck

“El objetivo del proyecto era generar energía de una manera segura, sostenible y limpia. Para ello, nos hemos basado en el efecto Seebeck, en el que se emplean dos metales entrelazados. A uno de los extremos lo sometemos a una fuente de calor y al otro a temperaturas más bajas. Gracias a esta diferencia de temperatura, hay un movimiento de electrones de la parte caliente a la fría. Hemos construido una termopila en la que se utiliza esa corriente eléctrica generada por la diferencia de temperatura”, explica Iker Hualde. 

Su compañera Natalia Novak añade que, para poder generar esta diferencia de temperatura, se ha realizado un horno. “Es un dispositivo que nos permite crear energía térmica mediante la luz del Sol. La termopila la hemos colocado en el centro y está constituida por muchas uniones de dos metales: hierro y constantán. El interior, en el que está el horno, llega a temperaturas muy altas. Cuando está expuesto al sol, se crea una diferencia potencial, esto es, energía y electricidad, que medimos con un multímetro”. 

En este horno se han alcanzado los 97 grados con unos 23 en el exterior y los 0,2 voltios con una sola termopila, pero consideran que la cifra podría aumentar notablemente. “Creemos que podemos alcanzar los 12 voltios. Nosotros lo hemos producido con materiales sostenibles y la idea es realizarlo ya hermético, con más de una termopila para obtener más voltaje y hacerlo funcionar. El objetivo ahora es conseguir el mayor potencial de electricidad posible”, explica Reme Castelló. 

Un proyecto factible económicamente

“Las termopilas comerciales son muy económicas, se pueden conseguir hasta por un euro. Nos preguntan mucho por la competencia con las placas solares, pero es que valen un pastizal. Esto se puede hacer perfectamente en África porque son de madera. Económicamente hay una gran diferencia”, sentencia la profesora.

Así, ven factible que la idea se pueda desarrollar en otros lugares como África, como explica Faith Ongala. “En mi país, el Congo, muchas familias usan el carbón como fuente de energía. Es perjudicial para el medio ambiente y provoca incendios e intoxicaciones. Nuestro proyecto evitará esos problemas. Pero también hay regiones en África que no tienen electricidad y nuestro horno solar puede ser un nuevo método de generar esa energía que necesitan. Este proyecto puede mejorar la vida de muchas personas”, remarca. 

Por el momento, el horno solar ya está funcionando para calentar los bocadillos solidarios que ofrece el centro desde hace años. “Los profesores preparan todos los días bocadillos para el alumnado con necesidades económicas de tal manera que todos los alumnos y alumnas puedan almorzar. Con nuestro proyecto, conseguimos que todos los bocadillos estén calientes”.

Segundo premio que ganan

Fundación Naturgy puso en marcha el Certamen Tecnológico Efigy hace cinco años. Durante este tiempo, la iniciativa ha contado con la participación de más de 6.000 alumnos de 3º y 4º de ESO procedentes de 85 centros educativos de 13 Comunidades Autónomas. En total, se han evaluado más de 200 proyectos sobre eficiencia energética.

“El año pasado ya ganamos el premio al proyecto más innovador utilizando la termopila para el compostaje. Este año, hemos aplicado la idea al horno solar, donde veíamos que nos daba mejores resultados. Primero innovamos y ahora somos los más aplicables. Nos alegra mucho porque es como una continuación. Vemos que se puede realizar y vamos a por ello”, concluye la profesora.