El encuentro pintaba atractivo, por el combinado ‘improbable’ de intervinientes. Durante hora y media, Santiago Cervera, Txelui Moreno, Patxi Zabaleta y Mertxe Sánchez hablaron como expolíticos y al mismo tiempo como testigos en años muy duros. Disertaron del pasado, del presente y del futuro de la convivencia, con intervenciones distendidas, reflejo de lo avanzado estos años. Entre reflexiones en general aquilatadas, y autocríticas. Santiago Cervera y Txelui Moreno hicieron público un hecho desconocido: la reunión secreta que ambos mantuvieron –acompañados de otra persona cuyo nombre no trascendió– cuando Rajoy acababa de llegar a la Moncloa y ETA ya había anunciado su cese definitivo. “Siempre hay personas dispuestas a tender puentes, y eso es lo que nos posibilita ir avanzando como sociedad”, reconoció Moreno.
La primera aproximación de la tarde estuvo en subrayar la importancia del factor humano. “A veces, por encima de las diferencias, incluso muy fuertes de tipo político, pueden existir lazos de respeto, entendimiento, solidaridad y hasta amistad”, recordó Zabaleta. Lazos que reconoció Cervera, quien se inició en la política en el Ayuntamiento de Pamplona. Nexos que sin embargo, tal y como narró, se quebraban cada vez que había un atentado.
“No se puede pensar que existe un solo relato, hay diversos y cada cual puede tener el suyo”
Los recuerdos de Mertxe Sánchez, ex concejala del PSN en Villava Atarrabia son de un momento especialmente duro, porque se inició en la política municipal en 1999, meses antes de que se rompiese la tregua de ETA. “Aquello degeneró bastante”, comentó la exedil, porque dentro del Consistorio pasaron a hablar “muy poco de política”. La existencia de ETA parecía desdibujar la diferencia existente entre el PSN y UPN que se daba en el día a día. “Nosotros tendíamos puentes, pero nos los dinamitaban por un lado y por el otro ”, afirmó. Sánchez pidió memoria y diálogo para el ahora, y recordó la presión de la calle, y la tristeza de vivir acompañada de guardaespaldas. “Fue la manera más rápida de atajar un problema político que tenía que arreglarse. Ponernos un parche gigante durante 14 años; nos anularon como personas”.
Por su parte Txelui Moreno dejó un anécdota: la preocupación por su estado que transmitieron sus compañeros de corporación en Burlada cuando fue detenido por el caso Bateragune.
Diversidad de relatos
Según Zabaleta, “nada que se consiga mediante la violencia no es aceptable ni sostenible democráticamente”, si bien, apuntó, la guerra de Ucrania, deja “bastante huérfanos” a los defensores de estos principios.
Para el exparlamentario de Aralar, la sociedad navarra, “que ha madurado cada vez más, tiene que dar el paso de afirmar que aquí no hay nadie que no quepa, y que aquí caben todos con tal de que todos quepan”. “Relatos va a haber muchos, de la conquista de Navarra los hay y hace más de quinientos años”, añadió. Tesis que compartió Santiago Cervera: “No se puede pensar que existe un solo relato, hay diversos y cada cual puede tener el suyo, dijo. El colaborador de este periódico comparó dos visiones opuestas: la tesis de Mayor Oreja de que ETA se ha transmutado, con la que ha oído a “mucho del Partido Socialista” de que ETA fue derrotada. Cervera crítico el dogmatismo, “principal pecado en la dialéctica política”. Y se mostró escéptico sobre la posibilidad de un futuro con más diálogo dado el auge de un lenguaje diseñado para separar, denunció.
“En esta legislatura, tanto en Madrid como en Nafarroa, se están dando pasos importantes”
Txelui Moreno reclamó una “verdadera democratización” del Estado. A su juicio, de un relato se conoce mucho, pero “no la otra parte”. Consideró “muy importante” el movimiento del Gobierno de Navarra para investigar la tortura. “En esta legislatura, tanto en Madrid como en Nafarroa, se están dando pasos importantes”, añadió. Sin embargo, para Moreno, hoy “no hay condiciones para hablar libremente. Yo seguramente que si dijera algunas de las cosas que pienso mañana estaría en la Audiencia Nacional”.
“El diálogo es la base del nexo de la sociedad”, concluyó Patxi Zabaleta, que reclamó una memoria conjunta y plural sobre las víctimas, alejada de una visión de la propia “tribu”. l
