Javier Arakama (Puente la Reina-Gares, 1981) lleva mes y medio como nuevo director de Euskarabidea. Tiempo para conocer a su equipo, y profundizar en “el ecosistema del euskera” de dentro y fuera de Navarra. Arakama, euskaldunberri, que aprendió el idioma a partir de los 20 años, dice sentirse muy ilusionado por “todo lo que se puede hacer” por la lengua vasca en “fomento, normalización, sensibilización, prestigio, aumento de conocimiento y de uso”, y en favor de una fuente “muy bonita de oportunidades labores, relacionales, sociales o culturales”. 

¿Qué de nuevo puede hacer Euskarabidea por el euskera?

–Aquí trabajamos unas 70 personas y ofrecemos servicios muy amplios a la sociedad navarra. El euskaltegi público, para los trabajadores y trabajadoras de la Administración local, foral y estatal. El servicio de traducción, el de asesoramiento, y el de planificación y promoción del euskera. Necesitamos más medios humanos y materiales para esa planificación. Lo que más ha aumentado desde 2015 es la promoción, y era necesario. En 2015, antes del cambio político, el presupuesto para promoción era ridículo. Para los medios de comunicación en euskera o con euskera era de cero euros. Lo mismo para los euskaltegis, entidades locales, entidades sociales sin ánimo de lucro, becas... Ahora las partidas son dignas, aunque todavía insuficientes. Hay que ver de dónde venimos, y la situación del euskera en Navarra. Aspiramos a seguir mejorando estas partidas, porque eso se traduce en políticas concretas. 

¿Cómo cuáles?

–Como por ejemplo el trabajo con la infancia y la juventud. Estamos impulsando políticas de ocio y tiempo libre, relacionadas con la cultura, con el deporte y con aprendizajes diversos. Otra línea estratégica es todo lo que tiene que ver con la digitalización. El último proyecto mira a la inteligencia artificial y busca crear un banco público de voces en euskera para que las máquinas nos entiendan, y así poder hablar al móvil, con un contestador de una gran empresa, poner la calefacción telemáticamente...

Requerirá colaboración de otras instituciones de Euskal Herria.

–Tal cual, y así se está haciendo; este programa de inteligencia artificial, que se llama Gaitu se hace dentro del pacto Hiruko Ituna, donde estamos el Gobierno Vasco, el Gobierno de Navarra y la Oficina de la Lengua Vasca de Iparralde. Y además el proyecto exige la implicación de la ciudadanía, que puede entrar en gaitu.eus

¿Qué le trasladó su predecesor?

–Mikel Arregi conoce esta casa mejor que nadie, ha estado más de 30 años aquí. ¡Tiene tanto conocimiento! En el traspaso sobre todo nos centramos en los ejes estratégicos, de los programas y objetivos, y de la situación de la plantilla. Tenemos un problema importante con una interinidad muy alta. Espero que con la última OPE anunciada la semana pasada mejoremos bastante en ese sentido. Pero claro, se celebrará dentro de año y medio o dos años, con lo que nos sigue apretando el zapato por ahí. 

“Si somos capaces de debatir sobre el euskera dejándonos de dogmas y de significantes vacíos, va a ser mucho más fácil entendernos”

Él se jubilaba, y usted tiene 42 años, hay un cambio generacional.

–Las nuevas generaciones podemos aportar la mirada que trae otra experiencia, pero es fundamental tener en cuenta el trabajo anterior. El pueblo vasco, el pueblo navarro, podemos estar bien orgullosos del trabajo hecho en las últimas décadas en relación al euskera. Desde la situación en la que estaba a mitades del siglo pasado hasta ahora, gracias a la labor de las ikastolas, o de iniciativas prácticamente únicas a nivel mundial como la Korrika, o con campañas como ahora la de Euskaraldia. O también en el campo digital: en Wikipedia hay más entradas en euskera que en idiomas oficiales de países como Noruega o Finlandia. Esto nos habla de un dinamismo importante de la sociedad. 

El euskera en Navarra no se puede sacudir esa etiqueta de ser materia sensible. ¿A qué es debido?

–Principalmente a la utilización partidaria por quien considera que le aporta votos. No es malo que el euskera sea objeto de debate político, es legítimo desde el respeto, pero el debate partidista que demasiadas veces se ha producido acaba intoxicando y perjudicando al euskera. Uno de los principales objetivos en esta legislatura y las siguientes es sacarlo del barro y de la bronca partidista. En la medida que consigamos llevarlo a consensos amplios se podrá visibilizar más su potencial como elemento de unión, cohesión e integración, ejemplo de diversidad bien entendida. Espero que sea valorado así en unos años. En demasiadas ocasiones se ha visto, con más o menos justificación, como algo propio de la agenda identitaria, cuando es un elemento fundamental de la agenda social y de integración. ‘Regálales el euskera y llegarán alto’, dice una de nuestras campañas. Transmite muy bien algo de lo que estoy profundamente convencido, que es una fuente de oportunidades y de convivencia. 

¿Hasta qué punto el consenso en el Gobierno es débil y manido? 

–Hay líneas marco en las que podemos estar de acuerdo, pero luego, cuando bajamos al detalle del significado de los términos, podemos empezar a discrepar. 

La partida se centra en lo concreto. 

–Claro, ahí tenemos que afinar, en lo concreto. Por ejemplo, por supuesto que defiendo que el euskera nunca sea impuesto a ningún navarro. Hay un falso discurso de la imposición que se cae por si solo, porque no tiene sustento ni ejemplo. ¿Pero han elegido voluntariamente y libremente las familias de Lezkairu matricular a sus txikis de 3 años con una publicidad que solo estaba en castellano y en alemán? Doce familias de Lerín eligieron matricular a sus txikis en modelo D, y no han podido. ¿Dónde está el respeto a la voluntariedad en casos como el de Mañeru, donde la unanimidad de la corporación y una amplia mayoría del pueblo quiere pasar a la zona mixta de la ley del Euskera, y no se lo permitió el Parlamento de Navarra contradiciéndose el PSN a sí mismo respecto a otras votaciones? 

“Desde la bronca no vamos a atraer a nadie, y es muy difícil tener cariño o amar lo que desconoces. Tenemos que acercarlo en positivo”

Esta semana ha hablado Chivite.

–Comparto con la presidenta que el euskera no se puede identificar con un proyecto identitario concreto. Es uno de los mayores errores que podríamos cometer cualquier persona o partido. A ella le parece mal que se vincule la defensa de la oficialidad a un proyecto político, pero hizo precisamente lo mismo al asociar esta reivindicación con una bandera. Esa defensa de la oficialidad se puede hacer desde diferentes visiones ideológicas e identitarias, por supuesto, y el mejor ejemplo es el Partido Socialista de Catalunya, Galicia, Euskadi, Islas Baleares y Comunidad Valenciana. Si el PSN asumiera en Navarra los postulados del PSOE en el resto de comunidades con lengua propia, estaríamos mucho más cerca. No le estamos exigiendo un salto en su ideología ni en su concepción identitaria. Estamos poniendo un espejo. Si somos capaces de debatir dejándonos de dogmas y significantes vacíos, va a ser mucho más fácil entendernos. 

Hay un sector de la población, tal vez no activamente beligerante contra el euskera, pero que lo siente ajeno y un factor de competencia. ¿Qué hacer ante esa realidad?

–Diferentes encuestas vienen mostrando que en Navarra hay un sector muy potente muy contrario al fomento del euskera en Navarra, de diferentes edades. Su porcentaje va descendiendo. Hace 16 años era más del 50% y ahora es algo más de un tercio. Otro tercio es totalmente favorable, y un 30% tiene cierta indiferencia. Ese último sector puede considerar que en algún momento se va demasiado deprisa, o ver una falta de oportunidades en determinadas actuaciones. Tenemos que ser capaces de acercarles el euskera y sus potencialidades en positivo. Desde la bronca no vamos a atraer a nadie, no es nada atrayente. Y es muy difícil tener cariño o amar lo que desconoces. Hay mucho para transmitir en positivo, porque es la realidad. Mis abuelas no tenían ni idea de euskera, según ellas, pero a menudo utilizaban términos euskaldunes. A través de la toponimia, de los apellidos o de campañas simpáticas, será mucho más fácil que este tercio de la población más indiferente se acerque.

¿Es un asunto de campañas o de modelos educativos? La ley del vascuence es un corsé que nació cuando usted tenía 5 años. Taberna acaba de decir que no se va a cambiar. 

–Hay quienes entendemos que una universalización de un conocimiento mínimo ayudaría a una mayor cohesión social y además, sobre todo, sería una fuente de oportunidades para los y las txikis. Es evidente que nunca ha habido mayoría en el Parlamento para cambiarlo. Taberna y Alzórriz insisten en que el PSN no está ahí, y nos queda seguir insistiendo desde el respeto a las mayorías, siendo conscientes de que hay mucho trabajo en positivo a favor de la normalización lingüística y del fomento del euskera aunque no podamos conseguir la oficialidad o el fin de la zonificación de momento. 

Citaba antes la Korrika. ¿No sería conveniente cambiar el testigo de la ikurriña por el escudo de Euskal Herria o un lauburu?

–La Korrika la organiza una entidad privada como es AEK. La ikurriña es internacionalmente conocida, entre otras cosas, como el símbolo del euskera. 

Pero hay otros...

–Sí, pero hemos ido a sucursales bancarias y cuando debíamos elegir idioma teníamos y seguimos teniendo en muchos casos una ikurriña para el euskera y una bandera española para el castellano, y podríamos tener una colombiana, venezolana, o mexicana. Y ahí no hay ningún problema. Yo no tendría ningún inconveniente con que la bandera de Navarra pase a ser desde mañana el símbolo internacional del euskera. Lo cierto es que tradicionalmente ha sido la ikurriña, y desde ahí entiendo que viene siendo el testigo desde la primera edición. Otra cosa es otro tipo de reivindicaciones y de mezclas que se hacen en determinados actos. 

¿Cómo cuáles?

–Como las fotos de los presos de ETA, por ejemplo. Creo que ayudan muy poco a la causa del euskera en este caso, o a otras reivindicaciones. Eso es un caramelo para quien está deseando mezclar, malmeter, relacionar una cosa con la otra. 

Viene un decreto de valoración. Cuéntenos. 

–Tenemos el decreto foral de méritos en el acceso a la Administración, y ahí está la posibilidad de valorar al euskera. La situación desde la sentencia del TSJN de 2019 es insostenible. No puede ser que el euskera no figure como mérito en el acceso a la Administración en los concursos oposición que básicamente afectan a Osasunbidea. Desde la legislatura anterior se ha trabajado en un borrador que en cualquier momento se puede llevar a sesión del Gobierno y aprobarse. Espero que sea más pronto que tarde. Así lo ha dicho la presidenta. Vamos a esperar un poco, pero creo que no debería tardar más que unas pocas semanas, porque el decreto está preparado y a partir de ahí siga su trámite porque le queda pasar por ejemplo por el Consejo de Navarra. Este decreto dignificaría el conocimiento del euskera y se valoraría para casi el 90% de las plazas de acceso a Osasunbidea. Quedarían fuera las de la zona no vascófona. En opinión del partido al que pertenezco también tendrían que estar esas otras plazas, pero al mismo tiempo entendemos que lo urgente ya es aprobar este decreto, tal y como se trabajó en la anterior legislatura. Además se tienen que aprobar en breve los planes lingüísticos de los departamentos del Gobierno de Navarra, recogidos asimismo en el Acuerdo Programático, como el decreto de méritos. La propia presidenta igualmente dijo que se iba a aprobar en breve. Creo posibilitará que esos circuitos bilingües de entrada a la administración se establezcan en un medio plazo y los derechos lingüísticos de las personas vascohablantes estén mucho más garantizados. 

“El próximo decreto de méritos en el acceso a la Administración puede dignificar el conocimiento del euskera en Osasunbidea”

¿Tendrá solidez jurídica, no habrá sorpresas en un par de años? 

–El recorrido judicial que pueda haber después lo desconozco. A veces nos hemos sorprendido con desagradables noticias, pero el Consejo de Navarra, cuando se le ha consultado, ha hecho un análisis claro, de que es legal valorar el conocimiento del euskera en toda Navarra, no solo en la zona mixta, donde este decreto va a habilitarse, sino que también podría valorarse en la no vascófona. Luego hay un factor subjetivo, y ahí es donde me tiento la ropa, cuando estos temas pasan a sede judicial, y se dictamina qué puntuación se le tiene que dar. ¿Quién dice que un 2,76 es algo justo y un 2,91 excesivo?

¿Sinceramente, tiene esperanza de que el euskera pase a ser lengua oficial en las instituciones europeas?

–Sí, y sería un paso adelante. Recientemente Uxue Barkos dijo que todos los pasos hacia delante tienen que ser bienvenidos, aunque sean pequeños. Este es simbólico, pero importante, como lo es el del Congreso. Sería paradójico y significativo que fuera oficial en instituciones europeas y un ciudadano o ciudadana del sur de Navarra tenga más dificultades para dirigirse a las administraciones en euskera que en Bruselas. 

Eusko Ikaskuntza presentó hace meses el estudio ‘Diversidad y convivencia en Navarra. El euskera y las identidades nacionales’. ¿Qué extraen de su diagnóstico?

–Es un trabajo muy interesante. Fue financiado por el Departamento de Relaciones Ciudadanas, en el que se engloba Euskarabidea. Es la línea que tenemos que seguir andando, separar el euskera y la política lingüística de lo identitario. Lo compartimos. Hay otras experiencias para la convivencia. Por ejemplo Topagunea invitaba a las personas euskaldunes a identificarnos a través de una chapa y utilizar el euskera. También con quienes igual no se sueltan a hablar, pero entienden perfectamente. Esas conversaciones bilingües son bastante habituales en otras latitudes y se viven con más naturalidad que aquí, donde tenemos un potencial muy grande.

“En Geroa Bai se está visibilizando un relevo generacional”

 Javier Arakama viene del Parlamento, primero como asistente (2015-2019) y en la última legislatura como parlamentario. Su grupo, Geroa Bai, afronta una nueva etapa en la portavocía. 

Su marcha del Parlamento ha coincidido con la de Uxue Barkos. Tienen el reto de no desdibujarse dentro del Gobierno y socializar al nuevo portavoz. 

–Uxue ha dejado el Parlamento pero no se va, sigue liderando el proyecto. Pablo (Azcona) ya está demostrando en estas primeras semanas que va a asumir perfectamente esa labor de portavocía, que tiene esa vertiente pública de transmitir a la opinión pública las ideas principales del grupo parlamentario. Pablo está demostrando su perfecta capacitación para hacerlo. Está trabajando para hacerlo también en euskera. Dentro de toda esa labor hay un componente importante de comunicación interna con el grupo, de cohesionarlo y repartir tareas. Hay muchas pequeñas decisiones a lo largo de cada semana. Y Pablo, por su forma de ser templada, tiene todas las capacidades para hacerlo bien. En cuanto al grupo en su conjunto, todas las personas, menos Itxaso Soto, que acaba de entrar, tienen experiencia en el Parlamento y la mayoría también en otras instituciones. Eso va a facilitar la transición. Y al mismo tiempo, se está visibilizando, y es parte del objetivo, un relevo generacional de cara a un futuro, ya veremos cuánto de cercano, a través de un nuevo portavoz, de Itxaso, que tiene 33 años, y de personas que hemos entrado al Gobierno en distintas áreas, suficientemente preparada.

¿Ahora que se ha ido del Parlamento nota que hay distancia de la Cámara con la sociedad?

–De parlamentario ya la percibía. Dedicas un montón de horas a hacer el discurso más completo, elaborado y redondo, y luego muchas veces tiene prácticamente nula repercusión mediática y social, y sabes que así va a ser. Cuando te alejas paso y medio como acabo de hacer yo, eso es más palmario. 

Y tiene difícil solución.

–Sí, y sin embargo, al mismo tiempo, el Parlamento es un espacio de vinculación muy intensa con la sociedad organizada. Una cosa tal vez sea la sociedad de masas, medios de comunicación o redes, pero no hay día sin reuniones o comisiones con agentes de las sociedad civil cuentan su problemática o su proyecto. Es un fenómenos que parece contradictorio, difícil de explicar.