Maite Arrondo Segovia (Pamplona, 1982) lleva diez años siendo una habitual del Alvia Barcelona-Madrid y del Aeropuerto de Bilbao y reconoce que tenía ganas de asentarse en casa, en Navarra, donde va a asumir la Dirección General de Vivienda. La última década la ha dedicado a viajar por Europa y el Estado para colaborar con instituciones y entidades como asesora en políticas de vivienda y confiesa sentir cierta envidia de los modelos existentes más allá de nuestras fronteras.

Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Derechos Humanos por la Universidad de Maastricht (Holanda), Arrondo ha trabajado desde 2016 para el Instituto de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona de Ada Colau, donde se implantaron medidas innovadoras en la línea de lo que se está haciendo en Europa y que ahora plantea impulsar aquí, como diversificar la oferta y reforzar la vivienda protegida de alquiler.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido del mercado de la vivienda en Navarra? 

–Hay dos cosas que me han llamado la atención. En primer lugar, la gran apuesta por la rehabilitación que se ha hecho en Navarra, que no se si se pone en valor lo suficiente. Si se compara con otros sitios la rehabilitación de viviendas en Navarra es bandera, no hay más que ver los datos: en las últimas cuatro décadas se ha rehabilitado con ayudas públicas en torno al 30% del parque de vivienda. Son las cifras que se están pidiendo ahora desde el Parlamento Europeo. En segundo lugar me ha llamado la atención el contraste tan grande que hay en la política de vivienda en Navarra. Hasta 2011 la VPO en compra era una forma de acceso a vivienda común para los jóvenes, el 23% de los demandantes de vivienda de VPO en propiedad se cubrían con VPO. Era una cobertura altísima, mucho más que en otros sitios. Ahora veo que es una opción residual.Seguramente no podamos volver a esos porcentajes de compra, porque el alquiler tiene que ser línea de trabajo fuerte, pero hay que plantear opciones para ese conjunto de la población, como son los jóvenes, que tienen grandes problemas de acceso a vivienda.

¿Ve preocupante la actual situación? 

–La vivienda es cada vez más un factor de desigualdad, a veces incluso más que el empleo. Entonces es un tema de compromiso social, porque no nos podemos permitir estas desigualdades en Navarra si queremos una sociedad cohesionada y fuerte. Y hay que trabajar de manera especial con los colectivos tradicionales que sufren para acceder a una vivienda: personas migrantes, jóvenes y mujeres, especialmente las monomarentales.

Este departamento va a apostar principalmente por la VPO de alquiler, que tiene más de 10.000 demandantes, pero los de compraventa han crecido mucho, hasta los 7.000. Al final en Navarra hay mucha cultura de la propiedad, no va a ser fácil cambiar eso... 

–Con el tema de la cultura la verdad que soy muy estructuralista. Cuando tienes los incentivos y haces números y ves que un alquiler puede ser rentable no es cuestión de cultura, sino de matemáticas. Tú vas a Berlín y el 80% de la población es inquilina. ¿Por qué? Porque los contratos de alquiler son indefinidos; porque la estabilidad y seguridad para arrendadores y arrendatarios es increíble, a años luz de la nuestra; porque tienen unos sindicatos de inquilinos potentes... Eso no es cultura, es estabilidad, seguridad y es cuando las matemáticas salen.

¿Cómo se pretende dar salida a toda la demanda que hay?

–Tenemos que plantear fórmulas mixtas que tiendan a facilitar la asequibilidad de la vivienda, que al final es el objetivo. Una puede ser un régimen de tenencias mixtas, a través de la compra en derecho de superficie. Es una fórmula que funciona bien en Europa y que permite que los precios bajen porque el suelo es público. También hay otras vías, como la vivienda colaborativa en régimen de cesión de uso, que es un formato que se está extendiendo por toda España: tú eres socio de una cooperativa, pones una entrada de unos 15.000-20.000 euros – que luego si te vas te la devuelven– y pagas un alquiler sensiblemente por debajo del precio de mercado. Con esto, ¿qué estás haciendo? Un colega que trabaja en este ámbito lo vende así: “tienes lo mejor de la compra y lo mejor del alquiler”, la estabilidad de la compra y la asequibilidad del alquiler. Son fórmulas que están testadas y que en el resto de Europa funcionan, no nos vamos a inventar nada.

Para ello se requiere de una importante inversión en políticas de vivienda. 

–Claro. Actualmente estamos en un punto de inflexión en la política de vivienda en Navarra. Tenemos una promoción orientada al alquiler y ahora lo que requiere es una apuesta decidida y ambición. Navarra ha sido referente estatal en política de rehabilitación de calidad en vivienda protegida y esto pasa por poner recursos y por tener ambición. Nuestra idea es europeizar la política de vivienda, hay que ponerla al día porque cruzas los Pirineos y el cambio es brutal a nivel de vivienda social y asequible. Creo que en Navarra se pueden hacer cosas, desde la modestia pero con ambición. En España estamos a la cola de Europa en inversión en política de vivienda. Cuando digo europeizar, significa apostar por diversificar fórmulas de oferta y por todo lo que debe acompañar: construcción, ayudas públicas, control y regulación del mercado, participación, transparencia de datos... Otra vía que apunta a esa europeización, y para la que Navarra cuenta con oportunidades estratégicas, es la vivienda industrializada, que supone un ahorro en costes y en tiempo.

¿En otras ciudades europeas no tienen problemas de acceso a la vivienda? 

–Sí, el problema de acceso a la vivienda es un problema global, aunque sobre todo europeo y con mayor agudeza en las ciudades. Es una problemática común porque la vivienda es una inversión refugio en momentos de inestabilidad y porque opera una lógica de globalización económica. Dicho esto, quienes mejor han capeado las crisis y quienes no han tenido burbujas inmobiliarias son quienes tienen sistemas de políticas de vivienda más complejos.Hay que fijarse en países como Austria, donde prácticamente un tercio del parque de vivienda es social, otro tercio es vivienda asequible y otro privada. En Holanda también están en cifras cercanas al 30% de vivienda social.

¿Qué porcentaje supone aquí? 

–En España la vivienda social supone el 1,5% y en Navarra será parecido. Italia, por ejemplo, está en el 6%-7%, Portugal nos supera también... Aquí el problema ha sido que hemos tenido una política de vivienda orientada a la propiedad. Si no se hubiesen perdido todas las calificaciones de vivienda social que se han construido, el 25% del parque navarro sería vivienda protegida, cercano a las cifras europeas. Ahora, por suerte, la calificación es permanente, pero esto era algo que lo comentabas con los colegas europeos y no daban crédito, lo veían como privatizar un colegio, no se entendía.

En Navarra ha habido problemas de entrada de fondos buitre, algo que también ha ocurrido en otros países, ¿cómo se ha actuado?

–En Amsterdam, por ejemplo, han prohibido la inversión de grandes fondos para comprar vivienda que no sea para uso residencial como primera vivienda. En Dinamarca desde hace tiempo tienen un marco normativo similar. En Portugal creo que han prohibido la llamada Golden Visa, que es la posibilidad de obtener un permiso de residencia por comprar una vivienda superior a 400.000 o 500.000 euros. Son políticas orientadas a filtrar a los inversores con un interés legítimo de los especuladores que buscan el lucro máximo con un coste social que es inasumible.

Plantea trabajar con empresas pero también con entidades sociales, ¿puede poner un ejemplo? 

–Claro, un ejemplo es la fundación Hábitat 3, que opera en Barcelona y está orientada a la rehabilitación. Es una fundación paraguas de entidades del tercer sector y funciona como un actor más que rehabilita, busca convenios y moviliza viviendas de todo tipo. Este tipo de entidades y cooperativas son comunes en muchos países europeos. En Holanda, Austria o Reino Unido hay un segmento que se llaman las Housing Association que son entidades con ánimo de lucro limitado que se dedican a la promoción de vivienda de precio asequible. Es como si fuesen ONG o fundaciones pero son S.L. o lo que sea. La cosa es que dan servicio y obedecen a una lógica que es la provisión de vivienda asequible. Aquí eso no existe, hay o mercado público o mercado privado.

El programa Navarra Social Housing ha promovido vivienda protegida de muy alta calidad. Hay quien piensa que igual es mejor hacer viviendas más económicas y poder construir más para paliar la demanda, ¿cómo lo ve? 

–Esto es una crítica que me está trasladando mucha gente y cuando el río suena, agua lleva. Debemos buscar un equilibrio en este sentido.