El vehículo accidentado y su conductor, un vecino de Usurbil de 62 años, quedaron colgando de un viaducto de aproximadamente 40 metros de altura y la operación de rescate no se antojaba nada sencilla. Sin embargo, la profesionalidad de los bomberos que participaron en el operativo hizo que todo acabara bien y no hubiera que lamentar desgracias; más allá de los golpes recibidos por el camionero.
Ander Espin, el bombero que descendió con la ayuda de una grúa y un arnés hasta la cabina en la que se encontraba atrapado el camionero accidentado, se mostraba "impresionado" por la gran repercusión que estaban teniendo a nivel estatal las imágenes del rescate. Este ciudadano, de 40 años y vecino de Durango, asegura que tanto él como los bomberos que le acompañaban en el operativo (Kepa Leturia, Xabi Gil Azkueta, Juan Pajuelo y Unai Barrenetxea) "no las teníamos todas con nosotros". De hecho, el propio Espin reconoce que pensaron que "había un 50% de que el camión acabara precipitándose al vacío".
Según explica este bombero desde hace apenas cuatro años (el último en entrar al parque de Eibar), "pusimos en marcha el protocolo habitual de actuación y estabilizamos la zona enganchando el camión con unos cables". Se trataba de asegurar la escena todo lo posible antes de iniciar el arriesgado descenso hasta la cabina del camión.
La hora de la verdad Los bomberos no conocían el estado del conductor accidentado, ni si había quedado atrapado entre el chasis del vehículo. Afortunadamente, Ander Espin pronto pudo comprobar que el vecino de Usurbil se encontraba consciente, "boca abajo y con el cinturón de seguridad quitado pero tranquilo; más que nada porque no sabía ni dónde estaba".
Al llegar al accidentado, Espín intentó abrir la puerta del copiloto de la cabina del camión pero no pudo alcanzar el seguro y tuvo que desistir en su intento. Así, decidió romper con un martillo la ventana de esa puerta, de tal manera que pudiese conversar con el accidentado. Según cuenta Espin, "al verme cerca de él me dijo que le sacara, que estaba incómodo". Entonces, el bombero empezó a preguntarle "de dónde era, qué hacía...". Al fin y al cabo el objetivo era "que no pensara en la situación que le estaba tocando vivir".
Mientras tanto, el rescatador fue arrojando "varias karrakas y otras cosas" que había apiladas en el interior de la cabina "para hacer un hueco al que poder arrastrar al accidentado para agarrarlo bien y poder sacarlo de allí por la ventana". Tras colocarle un arnés y atarle por tres puntos diferentes, llegó el momento de sacarle de la cabina del camión.
A pesar de la delicada situación que estaba viviendo, el durangarra no perdió el sentido del humor y en el momento de sacar la cabeza del accidentado por la ventana se dirigió a él y le dijo: "¡Oye!, ¿Tú crees en Dios o en algo?". Ander Espin asegura que en ese instante el camionero miró hacia abajo y "fue entonces cuando se dio cuenta de donde estaba". De hecho, prosigue el bombero, "no tardó ni un segundo en agarrarse con todas sus fuerzas a la cuerda y a partir de ese instante no se movió absolutamente nada hasta que nos subieron y todo acabó bien".