Hoy, 13 de junio, se cumplen diez años del cambio político que transformó la historia reciente de Navarra. Una década desde que una mayoría social y progresista logró las principales instituciones locales y forales, rompiendo décadas de gobiernos ininterrumpidos de UPN. Años en los que, en muchas ocasiones, esa hegemonía fue sostenida artificialmente por la connivencia del PSN-PSOE, que, incluso ante mayorías alternativas claras, optó por facilitar el continuismo.
El ejemplo más claro fue el de 2007. En Pamplona, las fuerzas progresistas podían haber impulsado un cambio, pero el PSN optó por entregar la alcaldía a UPN. Ese mismo año, la historia se repitió a nivel foral: la dirección nacional del PSOE, desde Madrid, vetó un acuerdo viable entre Nafarroa Bai, IUN y el propio PSN. Aquella decisión frustró un gobierno de izquierdas y permitió que Miguel Sanz siguiera al frente del ejecutivo foral. Cuatro años más tarde, Yolanda Barcina asumía la presidencia del Gobierno navarro tras un nuevo pacto UPN-PSN. La voluntad de cambio de la ciudadanía quedaba así sistemáticamente bloqueada.
Pero todo cambió en 2015. Por primera vez, las fuerzas progresistas supieron dejar a un lado sus diferencias para anteponer el bien común. Se construyeron acuerdos amplios, sólidos y responsables, tanto en el Gobierno de Navarra como en numerosos ayuntamientos. Se trató de un cambio de paradigma: gobernar desde la pluralidad, desde el respeto mutuo, sin exclusiones y poniendo en el centro los intereses reales de la ciudadanía.
Como tantas veces recordó Uxue Barkos, el cambio no se trataba de sustituir unas siglas por otras, sino de cambiar el fondo y la forma de hacer política en Navarra. De situar a la ciudadanía como protagonista, de gobernar con vocación de servicio, con apertura y con humildad. Su liderazgo –el primero ajeno a UPN y PSN en la historia del Gobierno foral– fue fundamental para consolidar ese nuevo rumbo.
Geroa Bai fue actor clave para que ese cambio fuera posible. No solo facilitó mayorías, sino que lideró con solvencia, visión y compromiso institucional. Aportó un proyecto claro, basado en el diálogo, la responsabilidad y la defensa del autogobierno de Navarra, la igualdad, la sostenibilidad y la convivencia. Y, sobre todo, aportó estabilidad: frente a los augurios de caos que algunos anticipaban, los gobiernos de 2015 –tanto en Navarra como en muchos ayuntamientos– demostraron todo lo contrario. Gobernaron con eficacia, con cohesión, con resultados.
Lejos de ser un experimento efímero, se consolidó un nuevo modelo de gobernabilidad maduro, plural y duradero. En estos diez años se han producido avances tangibles: Navarra ha reforzado sus servicios públicos, ha ampliado derechos sociales, ha apostado por la igualdad, por el euskera, por la cohesión territorial, por una economía social más equilibrada y por un modelo fiscal más justo. Se han aprobado medidas pioneras medioambientales y de cambio climático, la potenciación de las energías renovables, una planificación territorial más sostenible, impulso a políticas de memoria y convivencia, la normalización del uso institucional del euskera, una mejora en la capacidad financiera de Navarra tras la actualización del Convenio Económico, aumento en la inversión educativa y el impulso de conquistas sociales. Se ha gobernado con visión de futuro, sin imposiciones ni dogmatismos.
Y este modelo ha sido especialmente visible en el ámbito municipal. Porque no hay democracia fuerte sin municipios fuertes. La política municipal es el primer escalón de la democracia: el más próximo, el más real, el más evaluado. Es donde la ciudadanía toca la política con las manos: en la atención de su ayuntamiento, en su escuela pública, en sus instalaciones deportivas y culturales, el transporte que utiliza, en las calles que recorre o en los servicios que mejoran su día a día.
Geroa Bai ha sido clave también en muchos de estos municipios. Su apuesta por gobiernos abiertos y cercanos se ha traducido en políticas útiles y en confianza ciudadana. Zizur Mayor es un ejemplo elocuente: un municipio que ha priorizado el bienestar colectivo, la movilidad sostenible, la igualdad, la juventud y sus mayores, la cultura y el desarrollo urbano sostenible. Todo ello desde la escucha activa, la cercanía institucional y una visión estratégica de municipio. Una política que se construye con los vecinos y vecinas, no de espaldas a ellos.
Frente al modelo de imposición y clientelismo que marcó una etapa demasiado larga en Navarra, se abrió paso una forma de gobernar que escucha, que suma, que dialoga. Sin soberbia pero con firmeza. Con responsabilidad. En 2015, muchas personas volvieron –volvimos– a creer que la política podía servir para mejorar su vida cotidiana. Y eso, en sí mismo, ya fue una victoria.
Hoy, diez años después, ese nuevo modelo de gestión sigue vivo. Porque fue real, profundo y construido con inteligencia colectiva. Navarra ha demostrado que el respeto a la pluralidad no es una amenaza, sino una fortaleza. Que es posible gobernar con proyectos diferentes si se comparte el objetivo de mejorar la vida de las personas. Y que la política útil, honesta y constructiva tiene más futuro que nunca.
Este aniversario no es solo un ejercicio de memoria: es la renovación del compromiso de Geroa Bai con una Navarra más justa, plural y cohesionada. Los retos que tenemos por delante son enormes –la emergencia climática, el acceso a la vivienda, el reto demográfico, la digitalización, la convivencia frente a la polarización–, y requieren del mismo espíritu de diálogo, valentía y responsabilidad que hizo posible aquel cambio.
Porque lo que conseguimos hace diez años no fue una victoria de partidos, sino de una sociedad que decidió tomar las riendas de su futuro. Y hoy, como entonces, sigue siendo necesario implicarse, construir, sumar. La Navarra del cambio sigue viva en cada barrio, en cada pueblo, en cada institución donde se escucha, se respeta y se gobierna con la ciudadanía y para la ciudadanía.
Geroa Bai nació con la vocación de construir socialmente una Navarra plural y de progreso. Si fue actor clave hace una década, hoy lo es todavía más para seguir creando puentes entre diferentes, construir mayorías necesarias y con una clara visión de futuro. Pensar, trabajar y construir en la Navarra que queremos en 2050.
Sigamos cuidando y ampliando ese legado. Porque cambiar Navarra fue posible. Y hacerlo mejor cada día es nuestro compromiso.
El autor es alcalde de Zizur Mayor por Geroa Bai y secretario de Organización de Geroa Socialverdes