pamplona - Cerca de 2.500 jóvenes (2.494) y adolescentes de entre 12 y 18 años con más o menos dificultades sociales y académicas han participado en el proyecto educativo propio e integral que ofrece la Fundación Ilundain Haritz-Berri a lo largo de sus ya 30 años de existencia en Navarra. Esta entidad, que tiene su centro neurálgico en la pequeña localidad de Ilundáin, en el corazón del valle de Aranguren; que a lo largo de estas tres décadas ha ampliado y diversificado su labor; y que cuenta con una plantilla de 130 profesionales interdisciplinares, celebra este año nuevo aniversario con el lema “30 años confiando en la juventud” y dos importantes retos de futuro: innovación y adaptación a las nuevas necesidades y abordar acciones de emprendimiento social que le permitan diversificar sus ingresos, ya que en este momento, su actividad depende económicamente en un 85% de fondos públicos.
Estos retos y generar puestos de trabajo para jóvenes con dificultades para acceder a la inserción laboral son sus planes ante un futuro en el que, sobre todo, quieren cambiar el lenguaje. El director de programas, Ángel Pardo, es tajante: “Nosotros recibimos a personas jóvenes en situación de dificultad, es verdad, pero nuestra pretensión es centrarnos más en explotar sus potencialidades, en sus oportunidades de mejora. Son chavales que están pasando la adolescencia, una etapa compleja para todas las personas pero sobre todo para las que tienen dificultades añadidas. Aquí les damos una oportunidad de capacitación y formación personal que les ayude a volver a integrarse en la sociedad de forma activa, sobre todo mediante el trabajo”.
protección previa Con motivo de los 30 años de esta fundación, Ángel Pardo Urdín, el presidente y fundador de la entidad Eugenio Lecumberri Seviné, la educadora Arantzazu Gómez Rodríguez, y Miguel Pérez Arbiol, responsable de Comunicación, hacen un balance positivo pero lamentan no haber logrado el cien por cien de éxito. “Nos hemos encontrado con dificultades para tener éxito con algunos chavales porque, en muchos casos, llegamos tarde a nuestra intervención ya que apenas ha existido un trabajo preventivo previo. Vinieron con tales dificultades, problemas complejos, terapéuticos etc, que aquí milagros no podemos hacer”, apunta Lecumberri. Esta afirmación le lleva inmediatamente a reclamar que “es necesario, en todos los ámbitos de intervención, invertir al máximo en los sistemas de protección de los jóvenes y adolescentes”. Una situación en la que incide la falta de recursos materiales “que en muchos casos nos limita la intervención” y la dificultad para conseguir la inserción laboral “especialmente en los últimos años debido a la crisis”, añade Lecumberri quien considera, junto a sus compañeros que “la inserción laboral es el final de nuestro proceso”.
el perfil, nuevas causas Cuando la Fundación Ilundain Haritz-Berri echó a andar en 1984-85, el riesgo de los chavales giraba en torno a la delincuencia, los pequeños robos, los consumos y los problemas familiares derivados, sobre todo, de las dificultades de integración que tenía la inmigración. “Ahora, -apuntan- los factores determinantes son varios problemas a la vez, son multiproblemas que van desde la situación de abandono familiar, las dificultades que encuentran en la enseñanza reglada porque no hay programas que les tengan en cuenta, problemas que tienen en la calle, los mismos riesgos de consumos, robos y adicciones a nuevas drogas, como por ejemplo los de las nuevas tecnologías, las diferentes culturas...”.
Insisten en que el sistema escolar tiene que adaptarse también y atender a los chavales con dificultades. “Si con ello desapareciéramos, sería lo mejor, pero hoy por hoy, el sistema les expulsa”. De ahí la necesidad de servicios como los de Haritz Berri, pero, precisan, “Ilundain aparece como el lugar de los chicos malos, de delincuentes y drogodependientes y eso no es así. Se nos estigmatiza y nosotros estamos tan metidos en la problemática del día a día que no hemos salido a los medios a decir lo que somos”, insisten, por eso el hecho de cumplir 30 años es buen momento.
Y es que, como insiste Lecumberri “se nos conoce también por la granja escuela, pero no por la intervención social que realizamos”. Precisamente el aula de naturaleza, por la que han pasado 120.000 escolares de Infantil, Primaria y Secundaria de Navarra y comunidades limítrofes, y que complementa también la labor de programas específicos de Ilundain, se creó por el interés de Eugenio Lecumberri de “que esto no se convirtiera en un nuevo Olazchipi con el que nos amenazaban a todos de pequeños”. El centro de cumplimiento de penas dirigido a los menores condenados por los tribunales es otra de las facetas que ha atendido Ilundain y a la que tuvo que renunciar hace unos meses por incapacidad económica, aunque el nuevo centro se ubicó precisamente en Ilundáin porque en este lugar estaba la fundación.
Consideran en la Fundación Haritz Berri que el estigma de que es un centro para chicos malos debe desaparecer y de que es hora de valorar otros aspectos como que el 79% del alumnado que ha pasado por sus programas ha conseguido entrar en contacto con el mundo laboral, aunque lamentablemente la crisis ha rebajado este porcentaje.
la segunda oportunidad El proyecto de la Fundación Ilundain Haritz-Berri sigue fiel a sus principios. “El roble, el haritz de la fundación -explica Eugenio Lecumberri- tiene unas raíces profundas, un tronco y un ramaje recios que garantizan seguir siendo siempre berri (nuevo), para poder seguir con la sabia de su frondosa vida los proyectos de siempre así como los nuevos en los que estamos innovando para tantas y tantos jóvenes que siguen requiriendo una segunda oportunidad en su vida a partir de la acogida, el crecimiento personal, aprendizaje-formación y capacitación para la inserción que desde la Fundación les brindamos”, explica Eugenio Lecumberri.
Pero no están solos en su propósito y así, destacan el apoyo de otras entidades que luchan por la misma causa, el necesario apoyo del Gobierno de Navarra, de las empresas colaboradoras y de otras administraciones, incluidos todos los sindicatos.
Ahora al hilo de este 30 aniversario y entre sus apuestas de futuro, la fundación pretende llegar a ser una organización viable económica y técnicamente (hoy el 85% de los seis millones que gestiona cada año proceden de fondos públicos); ser un referente de intervención de éxito con jóvenes en situación de riesgo, dificultad o conflicto social; de calidad técnica, de recursos singulares y de filosofía participativa. Quiere avanzar en el modelo de excelencia; ser innovadora y adaptarse a las nuevas necesidades, estableciendo planes de investigación y colaboración con universidades; dignificar a las personas que pasan por sus programas; fomentar el voluntariado; y utilizar las nuevas tecnologías de comunicación “pero sin restar la relación personal y humana”, advierten.
motivación de los profesionales Arantzazu Gómez Rodríguez lleva 12 años trabajando en la fundación. A sus 38 años, reconoce que el suyo es un trabajo que tiene poco reconocimiento social, las condiciones duras y los sueldos mejorables pero que todo ello se compensa “con la motivación y, sobre todo, con la vinculación que tienes con los chicos y la chicas. Esa motivación para ayudar a los chicos y chicas a encontrar su hueco y la recompensa, cuando te encuentras por la calle y te cuentan su vida y les ves bien”.
Arantzazu considera importante que “ellos vean y les podamos transmitir que esto es una nueva oportunidad para salir adelante. Nos llegan personas que no han tenido oportunidades de éxito y aquí, con mucho esfuerzo, con mucha metodología, con programas y atención individualizada, ven que pueden hacer cosas bien. Eso motiva su autoestima y se enganchan”.
Educadora terapeuta, se encarga, entre otras cosas, de recibir en el Centro de Observación y Acogida de Zolina y hace la parte de conexión con el resto de programas. “Lo importante es que no se desvinculen de su formación. Hay un paréntesis en su día a día, pero lo ideal es que no pierdan la vínculo con el proceso educativo”. El trabajo de los educadores como Arantzazu es realizar el diagnóstico, ver las necesidades específicas de cada alumno y qué objetivos se marcan para cada uno; plantea la intervención más individual y las estrategias a seguir.
El equipo de Ilundain es interdisciplinar y así también a través de los trabajadores sociales se hace labor de intervención en el ámbito familiar de los jóvenes, apunta Ángel Pardo. La Fundación Ilundain Haritz Berri quiere seguir siendo un referente en la intervención social mediante la capacitación para la inserción y la inserción laboral.
formación profesional
FP Básica y Taller Profesional. La LOMCE ha sustituido la cualificación profesional inicial por la FP Básica y los Talleres Profesionales. FP tiene dos ciclos de dos años para alumnado que no ha terminado la ESO y los talleres facilitan una cualificación profesional. Participan 32 jóvenes (el 95% varones) y en 2014 finalizaron el 80%.
Perfil. El 48% del alumnado tiene este curso 16 años; el 33%. 17 años; el 7%, 20 años; el 5% 15 y otro 5%, 19 años; y el 2%, 18 años. Además de la formación, según la memoria de 2014, han participado en la organización del Día del Medio Ambiente, Día contra la Violencia de Genero y el Día de la Mujer.
trabajo
Centro de inserción laboral. En 2014, el número de personas usuarias aumentó de 22 a 25 (el 75% varones). El 92% trabaja en jardinería (ámbito que creció el 21% respecto al año anterior representando el 76% de los ingresos obtenidos) y el 8% en carpintería.
Lan Sarreran. En 2014 se firmaron 68 contrataciones laborales, 54 de ofertas llegadas directamente al programa y 14 conseguidas por los usuarios. El objetivo, la búsqueda de empleo en las empresas colaboradoras para usuarios de Ilundain y de otras personas derivadas de otras entidades públicas, servicios sociales y de iniciativa social.
formación académica
Programa de Curriculo Adaptado. Ilundain dispone de tres PCA, para alumnado de 14-16 años, con 18 plazas y atención individualizada. Según los datos de 2014, el 63% tiene 15-16 años; el 94% son varones; el 87% finalizó el programa. En cuanto al origen de procedencia el 75% son del Estado, el 12% de Bulgaria y el 13% de Ecuador.
Objetivo. Dar respuesta a las necesidades del alumnado de ESO que presenta desajustes de conducta, desfase curricular e inadaptación que interfieren en su formación. Además del programa educativo, el profesorado trabaja aspectos como expresión de emociones, resolución de conflictos o la asistencia provechosa al programa.
cualificación laboral
Mejorar la empleabilidad. Las escuelas taller persiguen mejorar la empleabilidad alternado aprendizaje y cualificación en un trabajo productivo que han versado sobre gestión forestal, jardinería y agricultura ecológica (26 alumnos-as); limpieza (10); y ganadería ecológica (17 titulados).
Perfil. De los 45 participantes, el 66,7% son varones y el 33,33, mujeres, y el promedio de inserción laboral de las últimas cuatro escuelas taller realizadas desde 2007 ha sido del 60,4% . Por otro lado cabe indicar que, según la memoria de 2014, se firmaron 61 convenios con empresas para realizar 450 horas de prácticas.
la fundación
Sin ánimo de lucro. La Fundación Ilundain Haritz Berri es una organización privada, sin ánimo de lucro, de interés social, que se basa en un Proyecto Educativo para la Atención Social, Escolar, Profesional, Laboral y Medio Ambiental. Dirigido a jóvenes a partir de 12 años, con alto riesgo de exclusión social y laboral.
Los programas. Ilundain oferta Programas Formativos (Curriculo adaptado, FP Básica (agrojardinería y reforma de edificios) y Talleres Profesionales (carpintería). Programas de Inserción Laboral: Escuela taller de gestión forestal, jardinería ecológica y limpiezas ecológicas (concluyeron en febrero y están a la espera de que el Gobierno apruebe los nuevos proyectados); Centro de Inserción Socio-Laboral (con 25 plazas y tres años de duración) y Lan Sarreran (facilita el contacto con el mundo laboral y ha atendido a más de 600 jóvenes). Programas residenciales: Centro de Observacion y Acogida (COA) y Residencia de Protección. Los COA centros de residencia temporal de urgencia para menores con perfil de dificultad y conflicto social; el tiempo máximo de estancia, en el que se realiza el diagnóstico y se orienta la vía de solución, es de tres meses. Programas medioambientales, es la granja escuela, que ofrece el programa de educación ambiental para Infantil, Primaria y Secundaria y cuenta con unos 5.000 escolares cada año.
aniversario
30 Años en el ámbito de la intervención social. Aunque el 30º aniversario se celebra todo el año, el 13 de junio será la jornada de puertas abiertas “más potente que otros años” y el 17 y 18 de septiembre, en el marco de los cursos universitarios de verano, la Fundación Ilundain impartirá uno de ellos. En concreto, se titula Jóvenes en dificultad: educando para generar oportunidades, que tendrá lugar los días 17 y 18 de septiembre.
Nuevos proyectos. Estos últimos años se han puesto en marcha Haritzkume, intervención asistida con animales y Prevención de drogodependencias. Ilundain es un lugar “libre de drogas”, es decir sin drogas, el alumnado no puede consumir. Por otro lado, en sus proyectos, se incide en la importancia de fomentar la participación del alumnado en los programas y trabajar por proyectos.