donostia - La heroína, la droga que tuvo efectos devastadores en los años 80 y parte de los 90, vuelve a correr por las calles vascas. Los psiquiatras ya han constatado un rebrote en su consumo. A la alerta lanzada por el responsable del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Galdakao, José Martín Zurimendi, que advierte de “la existencia de un pequeño repunte en el consumo de heroína en el País Vasco”, se suma el aviso de Ana González Pinto, jefa de Psiquiatría clínica del Hospital Santiago, de Gasteiz. “Es cierto que está resurgiendo el consumo. Hay un repunte silencioso y preocupante. Ahora estamos tratando casos en los hospitales cuando hace años que nos los veíamos”, afirma.

Y es que el caballo vuelve a enganchar a nuevos consumidores. Pero ya no se pincha, se fuma. De hecho, de la inyección intravenosa se ha pasado a la inhalación mezclada con cocaína, según apunta Saioa López Zurbano, del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Araba. “Parece que se le ha perdido el miedo y nos encontramos con consumidores antiguos que retoman la heroína, pero también con chavales jóvenes que se han introducido en otras sustancias y terminan con esta”, señala esta experta en toxicomanías.

El importante rebrote del consumo de este opiáceo se basa, en parte, en razones económicas. Coincide en esta apreciación Martín Zurimendi, quien afirma que “aunque los consumos globales de drogas están disminuyendo y cambiando”, se ha constatado que “se produce un pequeño repunte en el consumo de heroína, quizá como consecuencia de la crisis económica”.

El consumo de drogas continúa siendo en Euskadi preocupante, ya que provoca un gran número de ingresos hospitalarios, atenciones urgentes o de emergencia por consumos abusivos o situaciones de dependencia. Se estima que un 9% de la población consume drogas ilegales de forma esporádica. Se trata de sustancias como la cocaína y las anfetaminas. Sin embargo, hace ya un tiempo, “unos dos o tres años”, precisa la doctora González Pinto, que se está consolidando una peligrosa tendencia: el consumo de heroína. No en vano, el último informe Euskadi y Drogas apuntalaba el dato de que desde 2004 se han reducido los consumos de todas las sustancias, “excepto en el caso de la heroína”. Según las cifras aportadas en este estudio, el último en materia de drogodependencias, “en 2012 un total de 11.700 personas declaró haber consumido en algún momento de su vida heroína”. Por el contrario, entre los encuestados, “la conducta que se considera más arriesgada es tomarse cinco o seis copas cada día, por encima del consumo semanal de este opiáceo”.

Estragos La heroína es una de las drogas que causan más estragos. Su grado de adictividad es extremadamente alto. Los daños físicos y psicológicos que provoca en los consumidores son demoledores. En los años 80, centenares de jóvenes vascos murieron enganchados al caballo, por sobredosis o como consecuencia de enfermedades como el sida o la hepatitis, que se transmitieron de forma masiva por la reutilización de jeringuillas.

Sin embargo, a pesar de que el opiáceo ha recobrado protagonismo, el fenómeno en Euskadi nada tiene que ver con lo que sucede en Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses advirtieron en julio de que en ese país existe “una crisis de la salud pública” provocada por la epidemia de la heroína. La Administración para el Control de Drogas (DEA) registró un aumento en el número de los usuarios de drogas entre jóvenes y un incremento de sobredosis mortales. El fallecimiento del actor norteamericano Philip Seymour Hoffman por sobredosis de heroína destapó el repunte del consumo de esta sustancia en Estados Unidos, con un aumento de un 80% en cinco años.

Un repaso a las operaciones policiales llevadas a cabo en los últimos tiempos por la Ertzaintza refleja este resurgir de la heroína. Por ejemplo, la cantidad de droga incautada durante 2012 por la Ertzaintza se incrementó notablemente respecto al año anterior. En algunas sustancias, como los derivados del opio, la droga decomisada se multiplicó por veinte, mientras que los derivados del cannabis y las anfetaminas prácticamente se duplicaron.

No obstante, la cocaína y las anfetaminas son todavía las drogas ilegales más consumidas. Y el alcohol y el cannabis se erigen como los reyes de la noche vasca. En declaraciones a Radio Euskadi, Zurimendi reconoce que el consumo de cannabis está “muy extendido” y subraya que, en lo que respecta a las drogas, “la dosis es muy importante”. No hay que dejar de lado que el principal problema reside en las politoxicomanías, es decir, el consumo de varias sustancias a la vez. En esta línea, Martin Zurimendi precisa que el “problema se da cuando la persona mezcla varias sustancias en los denominados cócteles”.

Saioa López Zurbano tampoco quiere pasar por alto la grave incidencia del alcohol. Por eso, a los profesionales sanitarios les preocupa el consumo de alcohol entre “chicas cada vez más jóvenes” y el número de comas etílicos que se producen en épocas como el verano. Por ello, desde las unidades de hospitalización ponen de relieve que han notado un pico importante de ingresos por abuso de bebidas alcohólicas.

De diseño. Las nuevas drogas de diseño no han conseguido desbancar a las sustancias ilegales clásicas como el cannabis, el speed, el éxtasis o la cocaína.

Droga canibal. El pasado verano, el protagonismo fue para la droga caníbal o metiendioxipirovalerona -que provoca episodios de violencia extrema-, y que se incluye entre las llamadas drogas emergentes.

En abril, la Ertzaintza alertó de la aparición de las primeras pastillas de PMMA en Euskadi, tras certificar que unas pastillas incautadas en Santurtzi contenían esta sustancia.

El PMMA se distribuye y circula en forma de pastillas, habitualmente con el logotipo S -superman- impreso en sus dos caras. Los comprimidos son triangulares y rosas o anaranjados.

El pasado 10 de julio, la Ertzaintza halló en un domicilio de Lezo 239 pastillas de PMMA tras el fallecimiento de un joven que podría haber perecido tras consumir.