pamplona - La portavoz de EH Bildu es una de las protagonistas de una semana política navarra, en la que se han aprobado los primeros Presupuestos de la legislatura. Tras posibilitar la formación del Gobierno y su impulso presupuestario, Bakartxo Ruiz afirma que EH Bildu seguirá en esta senda, siempre que las políticas públicas "se orienten hacia los derechos sociales".
El jueves se abstuvieron. Presupuestos aprobados y adelante.
-Hemos decidido tal y como recogía el acuerdo presupuestario posibilitar la aprobación de las cuentas, en tanto consideramos que hay una suficiencia en lo alcanzado, tanto en las enmiendas como en los compromisos políticos que hemos acordado, pero no consideramos que sean unos Presupuestos donde Euskal Herria Bildu se sienta identificada hasta el punto de votarlos a favor.
Hubiese resultado sorprendente, estando en la oposición.
-Creemos que las medidas fiscales no garantizan una previsión de ingresos suficiente para hacer frente a todas las carencias que tienen estos Presupuestos, y tampoco compartimos determinadas partidas de gasto. Por eso nos atenemos al acuerdo firmado, que es posibilitarlos.
"Los Presupuestos nos van a dar certezas de la voluntad de negociar del Gobierno", nos dijo en septiembre. El paso es significativo.
-Sí, nosotras le damos el valor político que tiene al acuerdo presupuestario, porque un gobierno en minoría tenía la oportunidad de alcanzar una mayoría suficiente para aprobar unos Presupuestos en función de unas políticas de izquierdas que tuvieran una continuidad con respecto a lo que se había hecho en los cuatro últimos años. Eso implicaba poder alcanzar un acuerdo con EH Bildu. No hubiéramos entendido en ningún caso que se hubiera establecido un intento de negociación paralela con Navarra Suma, porque entiendo que eso hubiera sido una mala noticia para la ciudadanía de Navarra, y no hubiera sido comprensible desde un Gobierno con un acuerdo programático con el cual tenemos discrepancias en diversas cuestiones, pero con el que compartimos también diversos objetivos, y políticas a las que se pretende dar continuidad. Desde ese punto de vista la negociación era indispensable para poder alcanzar un acuerdo. Partiendo de esa premisa, creo que podemos estar satisfechos.
¿A la reunión con la presidenta en Palacio fueron con desconfianza?
-Para nosotros, la convocatoria de la primera reunión demostró una voluntad de empezar un camino, y la posibilidad de poder llegar a un acuerdo. A medida que hemos ido teniendo reuniones, tanto con las vicepresidencias, con la consejera de Economía y con los diversos consejeros y consejeras, hemos visto que había posibilidades de negociar y de poder llegar a un acuerdo global. Nosotras, si en algo hemos puesto especial hincapié, no ha sido solo en las enmiendas presupuestarias propiamente dichas, sino en la posibilidad de alcanzar unos compromisos que implicaran encaminar las políticas públicas en una determinada dirección. Nuestro objetivo es incidir en esas políticas más allá de unos Presupuestos concretos, teniendo muy claro que hemos posibilitado un Gobierno y unas cuentas, pero que estamos en la oposición. Mientras las políticas públicas se orienten hacia los derechos sociales y el bienestar de la mayoría de la sociedad, EH Bildu va a posibilitarlas. Así como vamos a estar enfrente ante cualquier retroceso que se pueda dar, como atisbamos en algunas cuestiones.
Una labor de bisagra.
-Lo fundamental es entender que EH Bildu ha dado una oportunidad a que este Gobierno comience a andar. Lo demostramos en la investidura y lo hemos demostrado en el proceso presupuestario, pero tenemos muy claro nuestro objetivo. El acuerdo presupuestario implica unos compromisos políticos concretos. Vamos a hacer seguimiento de que el Gobierno cumple con su palabra, tal y como hemos cumplido nosotras en la votación de los Presupuestos, y haremos propuestas en positivo para intentar incidir en la orientación de las políticas públicas.
Para Navarra Suma todo esto forma parte de un guion previo.
-Más allá de los intereses que Navarra Suma tenga cuando hace este tipo de discursos, la realidad es que los acuerdos posteriores, si los hay, van a tener que materializarse y trabajarse día a día. En esta nueva fase, el Gobierno va a tener unos Presupuestos disponibles y debe demostrar que su gestión de las Cuentas va encaminada en una dirección concreta. Euskal Herria Bildu va a llegar acuerdos con el Gobierno si esas intenciones se materializan en hechos y en medidas concretas.
Hay quien vaticina una estrategia pendular. ¿Intensificarán a partir de ahora su oposición?
-La labor va a ser crítica. A día de hoy, por parte del Gobierno, tenemos pocos hechos y muchas palabras. La pelota la tiene el Gobierno en su tejado y nuestra actuación será en función de lo que el Gobierno lleve adelante.
EH Bildu se está haciendo notar.
-Hoy se visualiza lo que dijimos después de conocer los resultados electorales. Que es imposible configurar una mayoría alternativa a la derecha en Navarra sin contar con EH Bildu. Claro que somos relevantes políticamente, formemos parte del acuerdo programático o desde fuera, como es en este caso. Creo que esa es la realidad que la mayoría de la sociedad navarra desea. Y eso es lo que las urnas nos han reflejado.
¿Cuál es su valoración sobre la presidenta, María Chivite?
-Ha empezado a hacer un camino. Tiene grandes retos por delante y uno de ellos es hacer una política de Gobierno cohesionada, que responda realmente a la mayoría política alternativa a la derecha en el Parlamento, y a esa mayoría social que espera que se amplíen derechos y que las políticas públicas miren a sus intereses, y no a los que determinadas élites han conseguido poner en el centro durante muchos años.
¿Y con el PSN cómo se llevan?
-Tenemos una relación absolutamente normalizada y cordial con su grupo parlamentario, tal y como la teníamos la legislatura pasada. Desde discrepancias en muchas cuestiones, creo que si algo se ha labrado en los últimos años es precisamente que las relaciones personales han sido buenas. Con esa cordialidad es más fácil que salgan acuerdos políticos o acercar posturas cuando hay discrepancias.
Compiten con Geroa Bai por una franja del electorado.
-Podemos compartir un espacio electoral que puede fluctuar de un lado al otro. Una cuestión es ser rivales electorales y otra es ser muy conscientes que nos unen muchas cuestiones y objetivos comunes. Desde posiciones políticas diferentes en algunas cuestiones, o la defensa de modelos socioeconómicos distintos en ciertos temas, pero tal y como lo demostramos la legislatura pasada, estamos abocados a entendernos en muchos asuntos, en la defensa de nuestra cultura vasca, de nuestra lengua, de los derechos sociales y de tantas y tantas políticas. A la vista está que la legislatura pasada, en un gobierno presidido y decidido por Geroa Bai, donde no había una representación del resto de partidos, EH Bildu supo respetar ese liderazgo y estar a la altura de las circunstancias.
¿Temen la coincidencia de voto con Navarra Suma por el hecho de compartir oposición?
-Creo que Navarra Suma está en una oposición basada en la impotencia de ver que ya no puede manejar Navarra como si fuera su propio cortijo, algo que ha hecho durante muchos años, y que su incidencia política es mucho menor a pesar de tener en esta legislatura más fuerza parlamentaria como coalición. Las cosas están cambiando, no tanto como nos gustaría en algunas cuestiones, pero están cambiando en los últimos años. Y es algo que Navarra Suma, UPN, o la derecha navarra sigue sin asumir ni aceptar.
¿Detecta diferencia entre la actual oposición de Navarra Suma y la de UPN en la legislatura anterior?
-Navarra Suma aspira a aglutinar a todo el espacio de derecha y ultraderecha. Hay cuestiones en la que su discurso es más ultra que el de Vox.
¿Por ejemplo?
-Más allá de escenificaciones concretas en el tema de Tráfico, que responden a una táctica para intentar cubrir todos los flancos, escucho a los diputados de UPN en el Congreso y me parece que hacen un discurso seguramente todavía más a la derecha que Vox. También en Navarra, en determinados momentos en los plenos o en algunas comisiones, sinceramente, no se diferencia quién habla. Esa mayor beligerancia y mirada a los intereses de Madrid que a los de Navarra, es el cuño que tiene Navarra Suma hoy día.
¿Cuál es su diagnóstico sobre el momento político en el Estado?
-Nosotros venimos diciendo desde hace años que estábamos en un proceso de contrarreforma. Ahora nos encontramos en un escenario que era difícil de prever hace pocos meses, de un gobierno de coalición, y el tiempo dirá si esto realmente es un cambio de paradigma o un paréntesis en ese proceso de contrarreforma. Creo que es el momento de dar una oportunidad, como lo hicimos en la investidura, entendiendo que puede abrir ventanas de oportunidad, pero también lo digo desde el escepticismo. A día de hoy es difícil plantearse que el Estado español pueda emprender una vía de democratización real en términos de derechos sociales y económicos de la ciudadanía, de garantizar el derecho a decidir de los pueblos, y de romper definitivamente con el régimen del 78. A la vista del auge de Vox, que es algo que preocupa, veremos qué ventanas de oportunidad es capaz de abrir este Gobierno.
EH Bildu cuenta con grupo propio en el Congreso, y con Bel Pozueta como diputada. Eso refuerza su proyecto en Navarra.
-Pues sí, era importante tener una representación navarra desde la izquierda soberanista, y desde un ámbito propio que trabajara con los objetivos que nos marcamos desde Navarra. Es algo que en los últimos años había faltado y se había notado. Ahora tenemos la posibilidad real de incidir en las políticas que se hagan en el Estado con respecto en este caso a Navarra, y Bel Pozueta va a realizar esa labor perfectamente, en defensa de los intereses de navarros y navarras.
Apoyar o participar en un gobiernos plural supone transigir. Tras cinco años de cambio en Navarra, ¿esto se interioriza mejor?
-La política cada vez más consiste en llegar a acuerdos entre formaciones diferentes, entre personas que pensamos diferente, y en ser capaces de priorizar lo que nos une. Eso no implica que no haya desacuerdos, que cada cual tenga que renunciar a su proyecto político, ni que los acuerdos se hagan sin ningún tipo de crítica, que también hay que normalizar. Pero la ciudadanía valora la capacidad que podamos tener de ponernos de acuerdo sobre todo en cuestiones que buscan favorecer el bienestar y ampliar derechos.