Navarra entra este lunes en la primera fase de la desescalada en una situación "bien posicionada" tras haber comprobado que cuenta con un sistema sanitario "fuerte", que sin llegar a su límite ha aguantado el pico de la pandemia del coronavirus, que ha dejado hasta este domingo 462 fallecidos.

Así lo ha trasladado esta semana la presidenta del Gobierno foral María Chivite, quien también ha anunciado un proceso de desescalada que respete el marco calendarizado por el Gobierno central pero con un "criterio propio" en las medidas para ponerlo en marcha, como su intención de que sean asimétricas, ya que no todas las zonas de la Comunidad foral han tenido la mismas incidencia de contagios.

Así, destacan por su nivel de infección la zona básica de Artajona (35,36 por cada mil habitantes), Tafalla (23,67), Cintruénigo (19) o Aoiz (16,76), mientras que la escasa incidencia es la norma en otras zonas básicas como Leitza (1,52 por mil habitantes), Lesaka (1,43) o Isaba (2,59).

Pese a que el ritmo de contagios llegó a ser muy superior, en los últimos días se ha situado por debajo del 1 %, con datos que para la consejera de Salud, Santos Induráin, son "esperanzadores" y suman hasta este sábado en Navarra un acumulado de 4.888 positivos por PCR y otros 1.523 por test de anticuerpos.

Hasta ayer habían sido 1.979 pacientes hospitalizados (132 en la UCI) y el resto en seguimiento domiciliario, con 460 fallecidos y 2.281 altas epidemiológicas hasta el momento.

Actualmente hay 38 pacientes en las UCI, frente a los 97 que llegó a haber de forma simultánea, aunque también se contaba con 130 puestos UCI potenciales.

De 1.245 camas hospitalarias, se llegaron a ocupar un máximo de 812 y actualmente son 157, teniendo en cuenta también las de hospitalización a domicilio.

Es el estado actual de la situación en Navarra, donde en las últimas semanas se han llegado a habilitar varios hoteles -ya en desmantelamiento de esta función- para la atención médica de personas contagiadas que no revestían gravedad pero necesitaban un aislamiento que no podían tener en sus domicilios.

También se han ocupado plazas de otros hoteles, en Pamplona y en Fitero, con ancianos de residencias en las que el COVID-19 había contagiado a algunas de estas personas de especial vulnerabilidad y precisaban de su dispersión para ampliar los espacios residenciales.

En el caso de las pruebas PCR, también se ha pasado de realizar una media diaria de 400 a las 1.400 que asegura el Gobierno que se llegan a hacer en la actualidad, si bien la habilitación reciente a otros laboratorios ajenos a los iniciales (como el CIMA, NavarraBiomed y NASERTIC) permitiría llegar a los 6.000.

El Recinto Ferial de Navarra (REFENA) se habilitó en su momento para realizar estas pruebas PCR a los sanitarios, policías y personal esencial, sintomáticos o con sospecha de contagio, una ubicación en la que en su momento también se pensó para la instalación de un hospital de campaña que, al contrario que el de Ifema, no se ha llegado a poner en marcha.

Así, ha comenzado el desmontaje de algunas unidades hospitalarias que se extendieron fuera de su ubicación habitual, como el triaje COVID que se habilitó en una planta del edificio de consultas externas del centro Príncipe de Viana, cercano al Complejo Hospitalario de Navarra en Pamplona.

Estas fueron algunas medidas sanitarias implantadas por el Gobierno foral, que en el plano económico ha visto aprobados varios decretos forales con medidas urgentes y dotación presupuestaria en el Parlamento, que no ha cerrado pese a disminuir su actividad y reducir la presencia de parlamentarios a los portavoces, que suman el voto de sus respectivos compañeros de grupo.

Estas medidas han dado aire a los nubarrones en la actividad económica, donde la consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, ha señalado esta semana que "se trabaja con un escenario que prevé una contracción del PIB de entre el 6,4 y el 9 % durante 2020", cuando ya se ha constatado una pérdida de 6.917 afiliados a la Seguridad Social en marzo.

En Navarra desde que se decretó el estado de alarma el paro ha aumentado en 3.200 personas y se han tramitado más de 6.500 ERTE que afectan a casi 56.000 trabajadores, de los que 5.000 pertenecen a la principal empresa de Navarra, la factoría de Volkswagen, que esta semana ha retomado la producción con tan solo dos de los cuatro días laborables trabajados a un único turno de los tres habituales, aunque la intención es aumentar el ritmo progresivamente.