La inmunización contra la covid-19 ha permitido a los centros sociosanitarios navarros liberarse de la opresión a la que el virus les tenía sometidos. Con la perspectiva que otorga el tiempo y en base a los datos, se podría decir que las residencias de mayores y los centros para personas con discapacidad casi han podido despedirse de la enfermedad para siempre. Catorce meses después, pueden empezar a respirar con cierta tranquilidad.

Según los datos del departamento de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra, los centros sociosanitarios han pasado de ser uno de los grandes focos de fallecimientos en los inicios de la pandemia a apenas registrar decesos entre sus muros. ¿La diferencia? Ser los primeros en recibir unas vacunas que en sus primeras jornadas de administración dejaban dudas en alguna parte de la población, desconfianzas que con el tiempo han pasado a disiparse por completo viendo la gran eficacia que han tenido las dosis en estos grupos de población.

En concreto, desde el 6 de julio hasta el 28 de diciembre, inicio de la vacunación, casi 1 de cada 6 fallecidos (105 de 644) provenían de estos centros, que sufrieron especialmente durante la primera ola, cuando 435 de los 515 decesos fueron de usuarios de estos espacios, que perdieron al 7,3% de su población.

Pero la situación cambió radicalmente desde que comenzó la llegada de unas dosis que recibieron de forma prioritaria. La dirección de este negro rumbo cambió por completo. Desde aquel último domingo de 2020 hasta el 12 de febrero, de los 405 fallecidos totales por la covid-19 solo 33 fueron provenientes de residencias, el 8,15%. Una reducción del 50% que ya anticipaba el principio del fin para ellos.

Las buenas noticias se confirmaron a partir de inicios de marzo, cuando la inmunidad por el antídoto ya había alcanzado su pleno (que se entiende que llega diez días después de completar la pauta, que finalizó en todos los centros sin casos activos el 12 de febrero). Desde el 2 de marzo, tan solo se han registrado dos fallecimientos, un 94% menos que en los dos primeros meses del año (35). Y ambos se dieron en casos aislados que no habían llegado a completar ese periodo de tiempo suficiente para desarrollar la inmunidad.

Reducción también de casos

Aunque la afirmación de que la vacuna no impide el contagio del virus sino el desarrollo de la enfermedad sea muy recurrente para las autoridades sanitarias, lo cierto es que las vacunas también están demostrando que reducen el número de casos en un gran porcentaje.

En el inicio de la tercera ola, causada por el aumento de interacción sociales en navidades, los centros llegaron en febrero a la mitad de niveles de noviembre, un pico que continuó correspondiendo con el del resto de población general.

Sin embargo, uno de los aspectos a resaltar en este tiempo fue la menor gravedad de los cuadros. Además de no traducirse en fallecimientos, muchos de los positivos ni siquiera tuvieron síntomas, y el número de casos asintomáticos se equiparó -e incluso superó- el nivel de los sintomáticos.

Pero esta iba a ser la última vez en la que la gráfica de los centros sociosanitarios y de los casos en Navarra iban tener curvas similares. Durante esta cuarta ola que la comunidad vive desde finales de marzo, la línea que representa al número de infecciones apenas ha repuntado, a pesar de que la cepa británica -que origina prácticamente la totalidad de los contagios- ha azuzado fuertemente la velocidad de propagación del virus. Sin embargo los usuarios de los centros sociosanitarios, que pueden tanto salir con normalidad -respetando las medidas vigentes- como recibir visitas con cita previa desde hace ya dos meses, la han podido vivir desde la barrera con la tranquilidad que proporciona el estar inmunizado.

un espejo en el que mirarse Las vacunas funcionan, y las residencias son el mejor espejo en el que mirarse para el resto de la sociedad. Con la vacunación ya avanzada en la población más mayor -ya han han completado la pauta, por ejemplo, los mayores de 80 años y uno de cada cuatro entre 70 y 79 años-la sociedad puede intuir cómo será la evolución epidemiológica conforme avance el plan de inmunización.

De hecho, en los informes epidemiológicos que los expertos de Salud Pública elaboran cada semana, se aprecia que los casos en menores de 75 años se continúan comportando en sintonía con la ola del momento, pero cada vez con cifras de contagio más bajas porcentualmente.