Cruz Roja atendió en Navarra a lo largo de 2021 a un total de 178 familias en vulnerabilidad social por motivos vinculados con la pobreza energética, ya sea con asesoramiento personal o en talleres; ayudas directas, a través de distribución de kits de ahorro de consumo energético, entregas de nuevos electrodomésticos como estufas, lavadoras o microondas, entre otros; o rehabilitaciones en la propia vivienda como el cambio de ventanas y cristales, o recambio de calderas.

La pobreza energética se define como la situación en la que se encuentra un hogar en el que las necesidades básicas de suministros de energía no pueden ser satisfechas, como consecuencia fundamentalmente de un nivel de ingresos insuficiente, una situación que puede ser agravada por disponer de una vivienda ineficiente en ese aspecto.

El Observatorio Europeo de Pobreza Energética (EPOV) establece como indicadores de la pobreza energética la incapacidad de mantener una temperatura adecuada en el hogar, el retraso en el pago de las facturas, un gasto energético excesivamente bajo (la mitad de la mediana de todos los hogares) o un gasto energético desproporcionado sobre el nivel de ingresos (el doble de la mediana de todos los hogares).

Uno de los talleres de Cruz Roja sobre eficiencia energética.

Los problemas que acarrea este fenómeno, además de los económicos, llegan también cuando la vivienda tiene desperfectos en puertas o ventanas, o cuando no se tiene calefacción. “Vivir constantemente por debajo de 20 grados tiene consecuencias sobre todo sobre la salud, sobre todo en forma de enfermedades respiratorias o cardiovasculares, que pueden producirse o agravarse”, explica Alberto Otamendi, voluntario de Cruz Roja.

La pandemia ha empeorado la situación y el número de familias que tienen dificultades para hacer frente a los recibos de la luz, el agua o el gas ha seguido aumentando a lo largo de 2021, algo que con el precio actual de la luz no ha hecho sino empeorar en el comienzo de 2022.

Acción constante

Tanto en los talleres como en cada una de las actuaciones que lleva a cabo Cruz Roja, a los usuarios se les asesora sobre hábitos básicos que pueden ayudar a ahorrar energía o a hacer un consumo más eficiente, como “cambiar un cazo convencional por la olla exprés, así como utilizar aquellas sartenes que tengan el mismo tamaño que el fogón, o utilizar tapas que aprovechen el calor”, apunta Otamendi.

David Bayona, trabajador de Cruz Roja en Estella, explica que siempre que hacen una actuación de cualquier tipo y con cualquier usuario, los trabajadores y voluntarios de Cruz Roja hacen una valoración que abarca varios aspectos, siendo uno de ellos la eficiencia energética. “Hacemos una primera valoración y vemos un poco cuál es su situación y cuales pueden ser sus necesidades”, explica.

“Si detectamos que su situación es precaria o puede causar vulnerabilidad les derivamos al proyecto de ahorro energético. Ahí empieza un proceso en el que se les hace una auditoría muy pormenorizada sobre cómo está su vivienda, se les recoge la factura de la luz, que se puede ver si están pagando mucho kilovatio o demasiado poco, si tienen bono social, cómo están los electrodomésticos, porque muchos igual no tienen microondas y calientan todo en el horno, si les entra frío por las ventanas o la puerta...”, relata Bayona.

El trabajador social destaca que, tras ese primer contacto, los usuarios tienen que hacer un curso “que dura una hora y media o dos horas”, por parte de la empresa Naturgy, un curso que “durante la pandemia además se ha ido digitalizando”.

Una vez que todo esto está hecho, se Cruz Roja valora si hace falta hacer alguna actuación más, ya que “puede ser que con todo lo anterior sea suficiente, pero también puede ser que haya que ir a cambiar alguna ventana, o a cambiar o poner un electrodoméstico”.

Ya en las cifras del año pasado

El problema se ha agravado de manera importante con la subida de la luz y Bayona explica que, a pesar de que Estella es una localidad relativamente pequeña, a lo largo de 2021 pasaron por el programa 36 personas. “Este año ya llevamos 34 y estamos a principios de marzo. Hay más problemas por el tema de la subida de la luz, aunque sí que es verdad que el Gobierno ha aumentado el bono social y ha reducido impuestos. Pero hay facturas de 200 o 300 euros que son insostenibles en familias vulnerables”, sentencia.

Sobre las actuaciones que hay que hacer en las viviendas, apunta que lo que más han llevado son cambios de ventanas. “Es algo en lo que sí que hay alguna ayuda del Gobierno, pero es difícil acceder a ella y si no lo hacemos nosotros Servicios Sociales no se hace cargo. Hay algunos casos en los que sí nos hemos coordinado con Servicios Sociales. Por ejemplo, Cruz Roja se encarga del microondas, la estufa y el kit de ahorro y Servicios Sociales se compromete a comprar una lavadora. A final se trata de intentar cubrir las necesidades de los usuarios entre todos”, subraya.

“Vivir por debajo de 20 grados puede ocasionar problemas importantes de salud”

Alberto Otamendi

Voluntario de Cruz Roja

“En 2021, en Estella pasaron por el programa 36 personas y este año ya han estado 34, y estamos en marzo”

David Bayona

Trabajador de Cruz Roja en Estella