El tráiler había partido de El Ejido con destino a Dover (Inglaterra) y en el semirremolque cargaba naranjas, limones y bien de brócoli. Además, contenía un hueco vacío, un espacio destinado seguramente a alguna sustancia estupefaciente de la que no ha quedado ni rastro. Y todas las hipótesis de los investigadores apuntan a que esa carga ilegal no encontrada es la que motivó un asalto de película en el peaje de Marcilla en diciembre de 2017.

Por dicho asalto, en el que el chófer del camión fue sacado a empellones de la cabina por cuatro hombres, al que le metieron una pistola en la boca para amenazarle, que fue cubierto con una capucha y que recibió una paliza hasta ser abandonado desnudo en un campo de lechugas, la Fiscalía ha pedido esta mañana en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra hasta 11 años y medio de prisión para dos vecinos de Roquetas de Mar (Almería) que siguieron al camión desde su punto de partida, protagonizaron el asalto, retuvieron al conductor y luego abandonaron el tráiler cerca de Tarragona.

Lo hicieron en compañía de otras dos personas que no han sido identificadas, aunque los dos procesados niegan los hechos. La Fiscalía dice que si bien no existen huellas biológicas, de ADN o dactilares, que acrediten la presencia de los procesados en el lugar de los hechos o en el vehículo asaltado, "existen contundentes indicios de las huellas tecnológicas" contra los acusados, que les sitúan en los dos vehículos, un Renault Megane y un Audi A4, que hizo el recorrido simultáneo del camión, y también conectados con teléfonos a nombre de personas falsas que se geoposicionaron cerca del vehículo de transporte.

"Los dos procesados usaban los vehículos que realizaron el recorrido del camión y se les ubica tanto en Marcilla, como luego en Tarragona. La titular del Megane era la madre de un procesado y la del otro era la pareja del segundo procesado, en cuya casa además se hallaron teléfonos móviles (el único a nombre de persona real) que se pudo identificar en los repetidores de Marcilla, además de una baliza de señalización que fue instalada en el camión para conocer su ubicación.

"Ellos pensaban que no iba a quedar rastro del delito, sabían lo que tenían que hablar y lo que no por teléfono puesto que tienen múltiples antecedentes y relación con las drogas, pero olvidaron la huella tecnológica, que se les reconoce además en las cámaras de los peajes que utilizaron y que la propia víctima, el camionero, que a la vista de la violencia de los hechos declaró como testigo protegido, les identificó sin ningún género de dudas", expuso este martes el fiscal.

El Ministerio Público, que califica los hechos como un delito de robo con violencia, otro de lesiones y otro de detención ilegal, dijo que "aunque hay más participantes en los hechos, lo que no hay género de dudas es que ellos dos estaban allí. Y usaron una violencia gratuita e innecesaria teniendo en cuenta que eran cuatro hombres contra uno". El conductor y denunciante debería haberse operado del hombro, según declaró la médica forense, pero no lo hizo. Probablemente "por las circunstancias periféricas que rodean al caso", añadió el fiscal, que recordó que es posible que en un caso como este se podía haber acusado por un delito de tráfico de drogas "en caso de haber tenido algún indicio de que las sustancias que no aparecieron en el camión eran estupefacientes".

Los hechos, según sostiene la acusación, ocurrieron sobre las 6.15 horas del 2 de diciembre de 2017. Fue entonces cuando interceptaron un camión semirremolque marca Scania a la salida del peaje de la autopista AP-15 de Marcilla. Los encausados venían siguiendo al camión desde su punto de partida (Roquetas de Mar) en los dos turismos citados gracias a la instalación en el mismo de un dispositivo GPS, controlando su recorrido en todo momento.

A la salida del citado peaje, y tras un breve parada del camionero, cuando éste se dirigía a una gasolinera cercana al peaje, los encausados y los otros dos individuos que iban con ellos,le cortaron el paso al conductor del camión y salieron del mismo con chalecos reflectantes simulando ser policías, dirigiéndose dos de ellos al conductor, al cual, en un primer momento, le dijeron que el camino estaba cortado y que no podía continuar para, inmediatamente y en ejecución del plan ideado, agarrarlo del pelo y sacarlo a la fuerza del camión, tirándolo al suelo y poniéndole un pie encima de la espalda.

Cuando el camionero se levantó empezaron a cachearle e intentaron atarle las manos con un alambre, sujetándole con extrema fuerza. Al resistirse, lo volvieron a tirar al suelo y comenzaron a propinarle golpes por distintas partes del cuerpo, siendo fundamentalmente un procesado el que le propinó todo tipo de golpes, aunque participaron tanto los encausados como las dos personas que no han podido ser identificadas, aprovechando la superioridad numérica para debilitar sobremanera la posible resistencia del camionero. Seguidamente lo introdujeron violentamente en la parte de atrás del coche con el que habían estado siguiéndolo y le pusieron una capucha para que no pudiera ver nada.

AMENAZADO CON UNA PISTOLA EN LA BOCA, DESNUDO Y GOLPEADO

Tras subirle un poco la capucha, uno de los acusados introdujo una pistola en la boca, sin que conste que fuera real o simulada, y le dijo "¿sabes lo que es esto? Es una pistola que hace boom, boom. Jura por tus niños que no hay ningún coche siguiéndote". A continuación, y con el conductor del camión retenido, atado y custodiado en el interior del coche, pusieron el camión en marcha durante aproximadamente 15 minutos por un camino sin asfaltar. Una vez parados, despojaron al conductor de la ropa, completamente desnudo, lo agarraron de las piernas y lo sacaron a rastras del coche, tirándolo al suelo.

Posteriormente, los encausados y las dos personas que no han podido ser identificadas huyeron en uno de los vehículos con el que habían estado siguiendo al caminonero junto con el camión y la cabeza tractora, y arrojaron las ropas del conductor a un campo de lechugas cercano. La cabeza tractora y el remolque tenían un valor de unos 40.000 euros. En el camión, además de la carga declarada de verdura en 33 palets, no se ha podido averiguar qué más había, pero era lo que estaban buscando los encausados, concluye la Fiscalía.

Robado y lesionado

Asimismo, al camionero le sustrajeron 2100 euros en billetes de 50 que tenía para gastos de viaje, otros 75 euros que portaba en su cartera, la cartera con su documentación personal, varias tarjetas de repostaje de gasolina, dos teléfonos móviles, un ordenador portátil Toshiba de 17 pulgadas, un transformador de corriente y un router de la empresa Orange. La cabeza tractora y el remolque fueron localizados con la carga declarada pero sin el resto de objetos y efectos sustraídos. Como consecuencia de estos hechos el camionero estuvo 28 días de baja, debería haber sido operado del hombro, , y sufrió lesiones en un ojo y en la zona costal.