Bruselas - Bruselas sucumbe al auge populista. La Comisión Europea propone la creación de una policía de fronteras europea con poderes ejecutivos. Un hito que supondría la concesión de soberanía de los Estados miembros por primera vez en materia de control migratorio. Es una de las últimas propuestas del equipo que lidera Jean-Claude Juncker en su recta final, que insiste en que no se trata de “militarizar las fronteras” ni convertir al continente “en una fortaleza”.

El luxemburgués lanzaba una propuesta sin precedentes en la historia comunitaria: la creación de un cuerpo de fronteras europeo que tendría potestad de militarizar las fronteras exteriores. Durante el verano, el Ejecutivo comunitario sacaba su escudo “no tenemos competencia” en medio de la tensión que Matteo Salvini, ministro de Interior italiano, desató en el Mediterráneo al prohibir el desembarco de las ONG con inmigrantes y refugiados a bordo. En su recta final, Juncker busca enmendar esta traba. Su solución es crear una especie de Agencia Europea de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) 2.0. Hasta ahora la agencia tiene unas competencias limitadas de coordinación y entrenamiento entre Estados miembros y cuenta con 1.200 efectivos. El nuevo órgano, que prevé contar con 10.000 personas en los próximos dos años, tendría la autorización para denegar entradas de navíos, para controlar las fronteras, interceptar a personas que cruzan de forma irregular, participar en misiones en terceros países o retornar a las personas que no reúnen los requisitos para el asilo.

El control migratorio ha sido tradicionalmente competencia exclusiva de las capitales europeas. Dar luz verde a este nuevo cuerpo entraría en conflicto con la soberanía nacional, a la que difícilmente cederán gobiernos como Italia o Polonia. Por el otro lado sería aplaudida por un Emmanuel Macron, presidente de Francia, ansioso de recuperar la “soberanía europea”. “No se trata de mermar la soberanía de los Estados miembros, sino de reforzarla”, apunta Dimitris Avramopoulos, comisario de Migración. “La soberanía de Europa nació a raíz de la soberanía nacional de los Estados miembros. No la sustituye”, continuaba. “No proponemos una militarización de la Unión ni nunca seremos una fortaleza”, enfatizó el comisario griego. Sin embargo, la propuesta abraza las ideas de gobiernos populistas y xenófobos de la UE. En verano, Italia, Alemania y Austria forjaron una triple alianza con vistas a endurecer los controles fronterizos y “erradicar la inmigración ilegal”. La Comisión, bloqueada en sus limitaciones y el auge populista, ha terminado censurando, así como la propia Merkel, su Welcome Refugees de 2015.

¿Cómo funcionaría? El cuerpo de Policía fronterizo contará con un presupuesto de 11.300 millones de euros. Además de para financiar al personal -que procederá de todos los Estados miembros-, permitirá adquirir barcos y aviones propios que serían de uso común y financiaría misiones en otros países. La agencia pagará a los 10.000 efectivos, que estarían siempre en alerta hasta el despliegue.

La idea es que cuando exista una crisis que ponga en riesgo los intereses comunitarios o un Estado miembro lo solicite, una unidad del cuerpo puede desplegarse en el país, siempre en coordinación y bajo la tutela del país receptor.

Los despliegues en terceros países tendrían que contar con un previo acuerdo con el país, como ocurre con Albania y de llevarse a cabo podría concluir con intervenciones en países de origen y tránsito en las rutas migratorias como Níger. Estos países tendrían que estar de acuerdo, pero para ello lo tendrían que estar también unos Estados miembros muy divididos acerca del drama migratorio.

Telón de fondo Es una consigna instalada en los despachos de Bruselas. Y hace unas horas la canciller Angela Merkel la ha vuelto a repetir: “La inmigración ilegal supone una amenaza mayor a la cohesión de la UE que la crisis de la eurozona”. La germana, que junto a la Comisión fue en el pico de 2015 madrina del Welcome Refugees, ha visto cómo sus socios bávaros hicieron temblar a su Gobierno por sus políticas “laxas” con los refugiados. Las sacudidas a Bruselas también vienen de dentro: las fuerzas anti-inmigración en Suecia, Finlandia, Hungría o Italia no cejan en responsabilizar a la Comisión de “todos los males” por su política de puertas abiertas.

La nueva propuesta de la Comisión llega tras varios meses de reproches, intensas reuniones de los Veintiocho y un malestar generalizado en torno al debate de los refugiados, lo que ha dado lugar al auge de una ultraderecha euroescéptica y xenófoba. La política migratoria de la Unión Europea está bloqueada, más bien la división de las capitales europeas la ha bloqueado. La idea de Bruselas toma ahora ciertas ideas de los populismos, eso que criticaba Juncker unas horas antes.