parís - Los altercados y los enfrentamientos con la Policía marcaron ayer el octavo sábado consecutivo de protestas de los chalecos amarillos en Francia con manifestaciones que, lejos de ser multitudinarias, degeneraron en violencia en París y en otras ciudades.

Según el ministro del Interior, Christophe Castaner, los chalecos amarillos reunieron a 50.000 manifestantes. Se trata de un número relativamente pequeño si se compara con los 282.000 manifestantes que salieron a las calles el pasado 17 de noviembre, en el momento álgido de la protesta.

En París, las diferentes convocatorias comenzaron sin incidentes, pero a media tarde la manifestación se tornó en conflicto cuando los asistentes desfilaron entre el Ayuntamiento y la Asamblea Nacional. En ese momento, decenas de personas trataron de salir del recorrido y cruzar el río Sena, pero las fuerzas del orden se lo impidieron con gases lacrimógenos y con cargas.

A partir de entonces, grupos de violentos aumentaron los ataques a los agentes con proyectiles, quemaron contenedores, motos y algunos vehículos, llegando incluso a prender fuego a un barco-restaurante, y extendieron los tumultos hacia el bulevar de Saint Germain, donde formaron barricadas. Al anochecer, los grupos se extendieron al barrio de los Campos Elíseos, donde ardieron contenedores y vehículos en algunas calles adyacentes.

Hasta el momento, 103 personas han sido detenidas por su implicación en los disturbios.

evacuado El portavoz del Gobierno francés, Benjamin Griveaux, tuvo que ser evacuado por el ataque de un grupo de chalecos amarillos al edificio donde se encuentra su despacho, del que también fueron retirados sus colaboradores. “No me han atacado a mí, sino a la República” y “a la democracia”, subrayó. - Efe