PYONYANG - El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ordenó en persona el último ensayo con misiles efectuado por el país este pasado jueves que, según los medios oficiales norcoreanos, involucró a “misiles de largo alcance” frente a las estimaciones de los expertos de la comunidad internacional, convencidos de que se ha tratado de un nuevo simulacro con proyectiles de corta autonomía.

Pionyang publicó ayer imágenes de los misiles lanzados el jueves que parecen acreditar nuevos y peligrosos avances del programa armamentístico norcoreano, mientras Seúl y Washington optaron por seguir moderando el tono para no malograr el diálogo. La propaganda norcoreana también mostró a Kim Jong-un supervisando personalmente las maniobras, aunque no especificó el tipo de armamento y se limitó a hablar de “medios de largo alcance”.

Según el Ejército de Corea del Sur, el país vecino disparó dos misiles desde Kusong, al noroeste de Pyongyang, que recorrieron 420 kilómetros y 270 kilómetros respectivamente antes de caer al mar de Japón (llamado mar del Este en la dos Coreas), según el Ejército surcoreano. Por contra, la agencia oficial de noticias norcoreana (KCNA) describió ayer el incidente como “un simulacro con activos de largo alcance, que comenzó por orden del líder supremo Kim Jong-un”, que ha puesto al Ejército en un estado de máxima alerta. “El exitoso simulacro de despliegue y ataque fue diseñado para evaluar la capacidad de reacción rápida de las unidades de defensa (...) y ha exhibido el poder de las unidades involucradas, que se encuentran completamente preparadas para cualquier tipo de operación o combate”, según el comunicado.

Esta nueva prueba ocurrió cinco días después de que Corea del Norte lanzara el sábado varios cohetes contra el mar del Este, entre ellos un misil balístico de largo alcance, en lo que se trató de la primera prueba de un misil balístico desde los polémicos ensayos de noviembre de 2017.

Este repunte de la tensión sucede en un momento en que las conversaciones con Estados Unidos y Corea del Sur para reducir las tensiones permanecen estancadas, y tras la incautación por parte de Estados Unidos del carguero norcoreano Wise Honest, de 17.000 toneladas.

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el barco era empleado para transportar carbón desde Corea del Norte, algo prohibido por las sanciones de la ONU y EEUU. El navío fue detenido primero por las autoridades indonesias, que lo entregaron a EEUU en abril de 2019.

El Departamento de Justicia ha asegurado que esta incautación no está relacionada directamente con las negociaciones con Correa del Norte, pero el mandatario norcoreano considera que se trata de una medida de presión adicional tras el fracaso de la cumbre que mantuvo en febrero con el presidente norteamericano, Donald Trump, en la capital de Vietnam, Hanói.

En este sentido, “y dada la situación actual”, Kim ha subrayado, al término del ensayo, “la necesidad de incrementar la capacidad de las unidades defensivas en el frente occidental”, y ha recomendado “mantener el estado de zafarrancho de combate. La paz genuina y la seguridad del país”, concluye, “están garantizadas solo por una fuerza física capaz de defender su soberanía”.

cautela Washington y Tokio, por su parte, ya han dicho que entre el armamento testado el jueves se contaban misiles balísticos. Aun así, la Casa Blanca ha querido ser casi tan cauta como Seúl para no frustrar el diálogo abierto con el régimen. El presidente de EEUU, Donald Trump, dijo que “nadie está contento” con el lanzamiento, que se está observando a Corea del Norte “muy seriamente” y que no cree que el régimen esté “listo para negociar” ahora mismo, aunque a su vez su jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, tildó la acción norcoreana de provocación “menor”. - Efe/E.P.

Misiles rusos. Los misiles del ensayo del jueves son prácticamente idénticos a los testados cinco días antes y, por lo tanto, muy similares a un Iskander tierra-tierra de corto alcance, un proyectil de fabricación rusa.

Lanzaderas norcoreanas. Las lanzaderas móviles que dispararon los misiles parecen de fabricación autóctona y cuentan con tracción de oruga, un activo inédito en el arsenal norcoreano que elimina el problema de las pésimas carreteras del país y permite al vehículo acceder a zonas recónditas.