santiago - La agenda social presentada por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, no acaba de convencer a los ciudadanos, que ayer miércoles volvieron a manifestarse de forma masiva en calles y plazas de todo el país reclamando reformas a favor de una sociedad más equitativa. Se trata del sexto día consecutivo de manifestaciones desde que en la noche del pasado viernes comenzase un estallido social sin precedentes en el país, en cuyo marco se han producido también incidentes violentos que hasta la fecha han causado la muerte de al menos dieciocho personas.

Gran parte del país sigue en estado de emergencia bajo control del Ejército y con toques de queda cada noche en diferentes comunas y ciudades de todo Chile.

Precisamente el papel del Ejército está siendo muy cuestionado estos días, en los que se difunden por redes sociales multitud de vídeos que muestran presuntos abusos cometidos por los uniformados.

En esta jornada, la protesta de los miles de chilenos que se echaron a las calles es hasta el momento fundamentalmente pacífica y festiva, lejos de las imágenes de enfrentamiento con fuerzas del orden que se vieron el fin de semana.

La muchedumbre abarrota la céntrica Plaza Italia de Santiago y las calles aledañas, la carretera principal de Valparaíso, el muelle de Iquique o la plaza de Armas de Curicó, entre otros muchos puntos del país.

El modelo privatizado de pensiones, el precario sistema de salud o los bajos salarios son algunos de los motivos que han hecho a la población chilena echarse a la calle para exigir cambios.

El presidente Piñera aseguró el martes por la noche que había tomado nota de las reclamaciones, pidió perdón por no haberse dado cuenta antes y anunció una serie de medidas para aumentar la aportación estatal de las pensiones, abaratar medicamentos o incrementar el salario mínimo.

Ello no impidió que la ciudadanía volviese ayer a la calle, en una jornada en la que varias organizaciones sindicales y sociales habían convocado una huelga nacional.

Las autoridades defienden la vuelta a la normalidad y en Santiago el metro opera ya con tres líneas de manera parcial.

Sin embargo, colegios y universidades siguen sin clases y la actividad del comercio se ve lastrada por los más de 670 establecimientos que han sido quemados o han sufrido siniestros estos días, así como por todos aquellos que no abren por miedo o por precaución.

Las autoridades confirmaron ayer que la cifra de muertos durante las protestas en el país se elevó a 18.

La cifra creció con tres fallecimientos el martes, un adulto y un niño en un atropello masivo en el sur del país y una persona en un barrio de la capital.

Los hechos de violencia durante las pasadas 24 horas llegaron en el país a 169, en los que han sido detenidas 979 personas. Del total de las detenciones del martes, 592 ocurrieron bajo la vigencia del toque de queda, que se reprodujo en muchas zonas del país austral.

“Quiero destacar acá que ha habido una capacidad más efectiva de las fuerzas policiales y de seguridad, Carabineros, PDI y Fuerzas Armadas, en términos de evitar estos saqueos e incendios”, indicó el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.

Si bien la autoridad reconoció que la violencia disminuyó en comparación con el día anterior, las manifestaciones se replicaron de nuevo por todo el país durante el martes y se espera que suceda lo mismo ayer miércoles, con motivo de la convocatoria de huelga general.

En contraposición a las cifras oficiales, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que trabaja a diario en las calles de todo Chile para dar fe de las situaciones que se viven durante las protestas, contabilizó desde el pasado jueves un total de 1.894 detenidos. - Efe

La subida del metro fue el catalizador de las protestas. El aumento del precio del pasaje del metro de la capital chilena marcó el inicio de una oleada de protestas que con el paso de los días, despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las altas tarifas que pagan por servicios de luz o gas, el nulo reparto del sistema de pensiones o los deficientes servicios de salud pública, generando un estallido social desconocido en la historia reciente de Chile.

Borrell confía que las protestas sean pacíficas. El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación en funciones, Josep Borrell, afirmó ayer que confía en que las protestas en Chile “se desarrollen de manera pacífica” y en que Gobierno y agentes sociales “alcancen pronto una solución a la crisis”.

Sebastián piñera “ pido perdón por mi falta de visión; crearé una agenda social que incluya, entre otras cosas, la subida del salario mínimo”