- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó ayer la ley que introduce cambios en la Constitución y que congela hasta 2024 el problema de la sucesión, al permitirle postularse a la reelección y permanecer en el Kremlin hasta 2036. El mandatario estampó su firma en el documento después de que el Consejo de la Federación (Senado) aprobara ayer en una sesión extraordinaria la adopción por parte de los parlamentos de las 85 entidades que conforman la Federación de Rusia de los cambios a la Carta Magna promovidos por Putin. El presidente ruso envió ayer la ley al Tribunal Constitucional, que debe pronunciarse en un plazo de siete días sobre su compatibilidad con los capítulos 1,2 y 9 de la Carta Magna Putin, que lleva 20 años en el poder, quiere especialmente saber de los jueces si es conforme la enmienda que le permitiría postularse a la reelección en 2024. La actual Constitución, de 1993, no permite el ejercicio de la jefatura del Estado durante “más de dos mandatos consecutivos”. Pero los cambios constitucionales aprobados por el Parlamento esta semana eliminan la palabra “consecutivos” y permiten al presidente en ejercicio en el momento de su entrada en vigor, es decir a Putin, postularse a la reelección independientemente del número de mandatos que haya ejercido anteriormente.

Las modificaciones en la Carta Magna solo entrarán en vigor si el máximo tribunal da su visto bueno y si las aprueban en paquete “más de la mitad de los ciudadanos que participarán” en el plebiscito previsto para el 22 de abril, según aclaró el Kremlin. Nadie duda de que el Tribunal Constitucional dará su visto bueno a la reforma exprés de Putin, ni tampoco que la mayoría de los rusos que acudan a las urnas la validarán con su voto.

Con todo, el plebiscito será un “sí” o “no” a la figura de Putin como presidente, que el pasado martes, en una jugada maestra, derribó la última barrera que le impedía dirigir desde el Kremlin el destino del país más allá de 2024. Putin no ha verbalizado si se presentará en 2024 a un quinto mandato, si bien recordó el martes en la Duma (Cámara de Diputados) que quizás la “estabilidad” y una “fuerte vertical presidencial” debe priorizarse en momentos en el que Rusia no ha superado aún todos los problemas de la URSS, sufre dificultades económicos y “Occidente” la desafía. Lo que sí ha conseguido el presidente ruso con esta puesta en escena es librarse de la imagen de “pato cojo” y que el problema de la sucesión quede aplazado, incluso congelado. “Merece la pena señalar que Putin es un maestro a la hora de mantener abiertas sus opciones”, escribió esta semana Alexander Baunov, del centro de estudios Carnegie en Moscú.