La oposición rusa ha declarado la guerra a los servicios secretos, a los que acusan de terrorismo de Estado, al presentar varias demandas para investigar oficialmente el intento de asesinato del líder opositor, Alexéi Navalni.

“El Servicio Federal de Seguridad (FSB) organizó un asesinato contra un político opositor (Navalni) con el fin de matarlo”, comentó Lev Shlosberg, diputado del partido liberal Yábloko.

Los dos vídeos publicados en las últimas semanas por Navalni han puesto en evidencia al FSB, que habría planificado una operación secreta para envenenar al enemigo número uno del Kremlin con un agente químico, Novichok, inventado por científicos soviéticos que debía haber sido destruido, según las convenciones internacionales. Las nuevas revelaciones han animado a la oposición a exigir al Comité de Instrucción de Rusia (CIR) la apertura de un proceso penal contra los ocho agentes implicados.

Un grupo de diputados encabezados por Shlosberg enviaron la correspondiente solicitud al CIR, aunque por ahora sin respuesta. “Se debe incoar un caso penal contra esos ocho, como mínimo. Las pruebas que presentó Navalni son irrefutables”, explicó Shlosberg.

Putin mantiene que no hay motivos ni pruebas suficientes para abrir un proceso penal, denuncia la falta de cooperación por parte de las autoridades de Alemania y acusa a los servicios de inteligencia de EEUU de estar detrás de esos vídeos.