La exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos le está provocando al Gobierno español más quebraderos de cabeza de los que preveía. Al retraso en su ejecución, prevista ahora para antes de fin de año, se suman los palos en las ruedas por parte de la familia del dictador. El último ejemplo es su voluntad de darle sepultura en la cripta de la catedral de la Almudena, donde tienen una tumba en propiedad. Si finalmente se confirma la salida del militar golpista del Valle de los Caídos, a lo que sus herederos se oponen, dejaría de reposar junto a muchas de sus víctimas, pero por otro lado se situaría en pleno centro de Madrid, un lugar de paso de miles de turistas cada día y escenario de la celebración de actos de enorme calado como funerales de Estado.

El presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, lo advierte a las claras: trasladar a Franco a la cripta de la Almudena sería un hecho “extraordinariamente impactante”. En primer lugar, porque “supondría ubicarlo en un centro referencial muchísimo mayor que el Valle de los Caídos”. “Es la calle Bailén -prosigue-, la zona más turística y céntrica de todo Madrid, y paso obligado de multitud de católicos, turistas...”.

La cripta de la catedral de la Almudena está abierta al público con entrada gratuita, aunque se pide un donativo de un euro para contribuir a las tareas de mantenimiento. Así, este espacio recibe cada día entre 800 y 1.000 visitantes. Se caracteriza además por los actos de índole diversa que se celebran en su seno. Desde el año 2004 ha acogido el funeral de Estado por las víctimas del 11-M, en memoria del papa Juan Pablo II, por las víctimas del accidente aéreo de Barajas de agosto de 2008 y por el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, así como los entierros de Jesús Gil y Rocío Jurado y la boda de Felipe VI y Letizia Ortiz. Incluso equipos como el Real Madrid y el Atlético ofrecen sus títulos a la Virgen de la Almudena en la catedral de la patrona de la comunidad. Toda una serie de eventos que, a partir del año próximo, podrían tener lugar en presencia de los restos de Franco.

Esteban Ibarra, acostumbrado a bregar contra el fascismo y que se define a sí mismo como víctima del franquismo por la “enorme represión” que conllevó, llama la atención sobre otro hecho preocupante, las concentraciones que se celebran cada 20-N, fecha del fallecimiento de Franco, en la Plaza de Oriente para reivindicar su figura y legado. Es decir, “a 50 metros de la Almudena”, donde la familia del dictador quiere llevar sus restos.

“Si se traslada a Franco a la cripta me imagino cada 20 de noviembre una súper concentración con el cuerpo presente del dictador”, asegura a este periódico. Insiste en que la Almudena “está a minuto y medio de la Plaza de Oriente”, por lo que la presencia allí de Franco “estimularía mucho las celebraciones del 20-N”.

El presidente del Movimiento contra la Intolerancia expresa por ello su deseo de que “se busque alguna alter-

nativa” que conlleve un entierro “en un ámbito de cierta privacidad. No pondría los restos de Mussolini, Hitler o cualquier otro dictador en el centro de Roma o Berlín”.

Construida bajo la catedral e inaugurada en 1911, la cripta alberga veinte capillas y, distribuidas en pasillos, aproximadamente 120 tumbas, una de las cuales pertenece a la familia de Francisco Franco, que la adquirió a perpetuidad en 1987. Allí reposan ya la hija del dictador, Carmen Franco Polo, fallecida el año pasado, y su marido, Cristóbal Martínez-Bordiú, que fue enterrado en 1998. Cada una de estas tumbas tiene espacio para enterrar entre tres y cinco personas, de ahí la intención de situar allí al dictador, lo que Esteban Ibarra interpreta como “un gesto de respuesta de la familia a esta iniciativa del Gobierno”.

Honores militares Este experto antifascista califica asimismo de “improcedente” el interés expresado por la familia de Franco, tal y como aparece en su escrito de alegaciones, de brindarle honores militares en caso de que se lleve a cabo la exhumación, como contempla el Ejecutivo de Pedro Sánchez con el previsible apoyo de la mayoría de grupos del Congreso de los Diputados.

Este tratamiento, reservado para expresidentes del Gobierno y personalidades relevantes que hayan prestado “excepcionales servicios a España”, según el Real Decreto que regula los honores militares, incluiría el himno nacional completo, arma presentada, descarga de fusilería y una serie de cañonazos. A juicio de Esteban Ibarra, “lo que está pendiente es un juicio histórico a una dictadura que se ha de cerrar completamente”.