PAMPLONA. El informe de conclusiones aportado por los cuatro grupos del cambio incluye un gráfico demoledor. En él se compara la evolución de dos entidades que operaban en el mismo territorio y "afectadas por la mismas regulación relevante". Mientras que en el caso de Caja Navarra el patrimonio se ve afectado entre 2009 y 2012 por la puesta a valor razonable de sus activos, la salida a Bolsa y los decretos De Guindos, Caja Rural sortea el mismo escenario de manera muy diferente, al no entrar la mayor parte de las cajas rurales en ningún proceso de integración.

Y de este modo, Caja Rural, que apenas era una tercera parte de Caja Navarra en el año 2004 hoy posee unos fondos propios que cuadruplican los de la fundación bancaria, cuyos recursos dependen sobre todo de la cotización de las acciones de Caixabank. El gráfico muestra de forma nítida no solo las diferentes trayectorias a partir de 2009, sino también cómo entre 2004 y 2009, antes de las fusiones, Caja Rural de Navarra era una entidad que se capitalizaba a mayor ritmo que Caja Navarra. Solo en 2012, como consecuencia de los decretos De Guindos, Caja Rural tuvo que cargar las pérdidas contra la reservas. Con los resultados que presente de 2018, la entidad cooperativa superará con holgura los 1.100 millones. J.A.M.